Como expone el sitio web de FAMVIN, “La Familia Vicenciana comprende muchos grupos de cristianos que, siguiendo los pasos de San Vicente de Paúl, quieren continuar la misión de Cristo anunciando a los pobres la Buena Nueva del amor de Dios mediante el servicio corporal y espiritual.” Estos grupos de cristianos o ramas vicentinas han ido diseminando su propio carisma por el mundo y América Latina no fue la excepción.
Entre tantas obras realizadas la creación de colegios en esta parte del continente americano se ha extendido notoriamente. Hoy, nucleados a partir de la propuesta de FAVILA empezamos a pensar líneas de acción que posibiliten el trabajo de manera mancomunada, sin importar la rama vicentina de pertenencia sino la posibilidad de enriquecer nuestra misión y formar futuros ciudadanos identificados con las enseñanzas de San Vicente y los Santos y Beatos Vicentinos.
El próximo lanzamiento de un curso virtual para nuestros docentes sobre el carisma que representamos, el trabajo en proyectos pastorales comunes y el compartir de experiencias y realidades nos ayuda a forjar nuevas y mejores estrategias para llevar el mensaje de amor que Nuestro Señor anunció.
De esta manera la Confraternidad de Docentes Vicentinos de América Latina (CEVAL) comenzó a dar sus primeros pasos en el mes de julio de 2020 en una época marcada por la pandemia, el aislamiento, la soledad. Pero también identificada con la búsqueda de nuevos modos que nos permitan romper esos muros que se edificaban por todos lados. Bajo las comisiones de Pastoral, Espiritualidad, Comunicación y Formación cada encuentro se caracteriza por momentos de Oración, charlas sobre temas propuestos por los docentes en la reunión anterior, experiencias o proyectos que se están llevando a cabo y la difusión de distintas actividades que ayudan a continuar conociéndonos y creciendo en comunidad.
Sin lugar a dudas esta confraternidad está formada, como dije anteriormente, por miembros de las distintas ramas y es ahí donde está la riqueza, en la unión, el compartir y la esperanza de que juntos, en la misma barca, lograremos más y mejores resultados y por sobre todas las cosas ser uno bajo el Carisma de San Vicente inspirado en Jesucristo. Como dice la conocida frase “Familia que reza unida, permanece unida”. Continuemos forjando la unión de los vicentinos, la unión de nuestros docentes y animándonos a decir si a los desafíos que como Iglesia afrontamos en estos tiempos.
Ricardo Jiménez,
SSVP, Argentina.
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