Últimamente me he quedado prendado por la historia del Buen Samaritano. No puedo quitármela de la cabeza. Más aún, realmente no quiero quitármela de la cabeza.
La mayoría de las veces la leo con seguridad, como un observador de un acontecimiento pasado. A veces, cuando me imagino la escena, pienso inconscientemente en mí como el héroe. Pero otras veces, cuando entro en ella, me siento fuertemente interpelado.
Esto ocurre sobre todo cuando me quito del papel de héroe y me convierto en la víctima… o en los vciajeros o en los ladrones. Entonces casi desearía no verlo, no escucharlo.
Desde el pasado mes de octubre, la «historia» de Jesús ha encontrado un hogar en mi corazón en un grado que no esperaba. Y todo es culpa del papa Francisco. Ya no puedo domar la conmoción de la historia. ¡Qué desafío para cambiar mi forma de pensar!
«Un extraño en el camino»
En su más reciente encíclica sobre la solidaridad humana, capítulo 2, «Un extraño en el camino», el papa Francisco conecta de forma descarnada los puntos con mi historia de hoy. También es la clave para entender «Fratelli Tutti».
Permítanme darles mi «esquema intelectual» de este capítulo.
- La historia aborda un antiguo problema descrito por primera vez en la historia de Caín, que clama no tener ninguna responsabilidad por su hermano.
- Sin embargo, Dios y sus mensajeros han insistido constantemente en que debemos abrazar como a nosotros mismos incluso al extranjero, al forastero.
- Debemos afrontar el triste hecho de que, con demasiada frecuencia, nos hemos aferrado a nuestra limitada noción del prójimo como alguien que está cerca de mí.
- El papa Francisco nos desafía a vernos como los tres creyentes que pasaron junto a su enemigo gravemente herido.
- Luego da un giro al guión adelantándose a la actualidad. Viste la historia con los ropajes de una escena de accidente grave.
- Con ejemplos concretos, nos recuerda que la historia se repite cada día de muchas maneras. Evoca nuestra lucha interior ante el dolor ajeno.
- Cada día decidimos si ser buenos samaritanos o transeúntes indiferentes.
- Nos abre los ojos. Todos hemos sido en diversas ocasiones el herido, el ladrón, el transeúnte… y el odiado pero buen samaritano.
Una constatación impactante
Si comprendemos lo odiado que era el samaritano, vemos que Jesús avergüenza a sus oyentes para que sean prójimos que se preocupen y acudan en ayuda de los demás… no sólo amigos o incluso «buenas» personas.
En esta impactante parábola, Jesús nos desafía a no decidir quién es lo suficientemente cercano para ser nuestro prójimo, sino a vernos como prójimos de todos, de cualquiera que lo necesite. Jesús nos pide que nos hagamos presentes ante cada persona que necesite ayuda, independientemente de que pertenezca o no a nuestro grupo social. Eso es una conmoción, nos llamemos religiosos o no, republicanos o demócratas, Proud Boys o Black Lives Matter.
El papa Francisco nos recuerda que Jesús concluye la parábola diciendo: «Ve y haz lo mismo», sé prójimo del otro (Lc 10,37). Estas palabras son un eco de su mandato en la última cena… «Haced esto en memoria mía»… Lavaros los pies unos a otros.
Por supuesto, en el fondo acecha la constatación de que Dios pone el ejemplo en la persona de Jesús, se preocupa por todos nosotros, que tenemos tan poca comprensión de lo radical que es la llamada de Jesús a ser prójimo.
«¡Vengan y vean!»
Mi resumen intelectual apenas hace justicia a la forma en que el papa Francisco me convenció. Espero que puedas leer al menos el capítulo dos de Fratelli Tutti. Si rezas con él, te sorprenderán los cambios radicales que pide. Los desglosa en el resto de su encíclica.
0 comentarios