La Fiesta de la Sagrada Familia (el 27 de diciembre de 2020) hace que dirija mi atención hacia mi interior. La imagen de María y José con el niño Jesús establece la base para todo lo que seguirá. Mi atención se dirige de buena gana hacia el amor de la familia y la forma en que se apoyarán y cuidarán unos a otros. Descubro que me anima a pensar en mi propia familia santa y a considerar lo bendecido que soy grqacias a ellos. También me invita a ampliar mi círculo para reconocer la comunidad más amplia que actúa como familia en mi vida. Para mí, eso sería la Familia Vicenciana y muchos miembros de esa familia. Mi foco cristiano se vuelve hacia el interior en esta fiesta.

La Fiesta de la Epifanía (el 3 de enero de 2021) apunta mi mirada en la otra dirección: hacia afuera. Alrededor de la Sagrada Familia se reúnen los Reyes Magos, estos forasteros de lejos que quieren ver y reverenciar al recién nacido. No comparten idioma, patria o linaje con María, José y Jesús, pero también quieren ser testigos de este nacimiento especial. Estos «otros de fuera» dirigen mi atención al mundo más amplio y al ministerio al que yo/nosotros estamos llamados. No ofrecemos límites en cuanto a los que servimos y a los que colaboramos en la misión. La visión cristiana se vuelve hacia afuera en la Epifanía.

Cuando he enseñado las narraciones de la infancia en los Evangelios Sinópticos —en este caso, sólo Mateo y Lucas— he jugado con el pensamiento de mis oyentes. Como desafío, invito a la gente a contarme la historia de la infancia tal y como ocurre en el Evangelio de Lucas o en el de Mateo, pero no para infundir los elementos de uno en el otro  (no entraremos en las cosas que suceden en ninguna historia canónica). ¿Puedes hacerlo?  hago el esfuerzo de recordar a la gente que el Evangelio de Mateo lleva el título distintivo de «el Evangelio Judío». Los conversos del judaísmo cuentan la historia de Jesús en la comunidad de Mateo y (naturalmente) esta herencia influye en la forma en que describen los acontecimientos y lo que recibe énfasis. Lucas, por otro lado, cuenta la historia para una comunidad esencialmente gentil (no judía). Esta distinción entre los Evangelios me permite guiar a las personas a través de las historias mediante preguntas sobre los eventos y si parecen más judíos o gentiles.

Bien. Entonces llegamos a las historias de los pastores y los Reyes Magos que se cuentan durante las fiestas mencionadas anteriormente. Ahora bien, ambas no suceden en el mismo Evangelio. Le recuerdo a los asistentes que los pastores son judíos y los Magos son gentiles. Bien, hagan sus apuestas, ¿qué sucede en qué evangelio?

Si pusiste a los pastores judíos con Mateo y a los Magos gentiles con Lucas, «adivinaste» mal en ambos casos. Mateo tiene a los Reyes Magos y Lucas a los pastores. Pero, ¿por qué? Ofrezco esta explicación. Mateo enfatiza la herencia judía de Jesús y hace su mensaje más comprensible para esta comunidad. Sin embargo, este Evangelio debe ofrecer un sentido a todos y por eso trae a los Magos Gentiles como testigos desde el principio. El Jesús de Lucas se dirige a una comunidad más amplia y se expresa con imágenes que se abren a este mundo más grande. Sin embargo, el hecho de que Jesús emergiera de una herencia judía que establece el contexto de su mensaje requiere una firme afirmación. Así, Lucas lleva a los pastores judíos al pesebre.

Amigos míos, toda el relato de esta temporada santa nos invita a fortalecer nuestra fe dentro de nuestra comunidad más cercana y a expresarla en el mundo más amplio. Las maravillosas lecciones de los Evangelios nos dan aliento y perspicacia.