«Intento especialmente entrar en diálogo con todos acerca de nuestra casa común» (nº 3). Con estas palabras, el papa Francisco entra en un nuevo territorio para una encíclica que suele ser escrita para los miembros de la Iglesia Católica. Subraya la importancia de » un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta. Necesitamos una conversación que nos una a todos —escribe—, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos» (nº 14).
El título de la encíclica, Laudato Si’ (Alabado seas) está tomado del famoso «Cántico del Sol» de san Francisco de Asís. El subtítulo «Sobre el cuidado de nuestro hogar común» expresa su profunda comprensión tanto de la Tierra como del oikos, que es la raíz griega de la palabra «ecología» y significa «hogar», así como la importancia del cuidado, un elemento significativo en la teología de la liberación de América Latina.
Comienza la encíclica citando a papas anteriores, así como a san Francisco y al patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé, sobre el medio ambiente. También reconoce las iniciativas ambientales civiles y de las Naciones Unidas, mencionando específicamente la Cumbre de la Tierra de 1992 en Río de Janeiro y la Carta de la Tierra y la Cumbre de la Tierra Río+20 en 2012.
El papa Francisco dedicó más de un año a escribir Laudato Si’. El documento final refleja no sólo su propia comprensión de los conceptos científicos, sino que también representa el aporte de muchos teólogos, filósofos y científicos. Programó su publicación para influir en tres importantes acontecimientos mundiales: la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, celebrada en Etiopía en julio de 2015, la ratificación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible por la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2015 y la Conferencia de las Partes, una reunión de líderes mundiales sobre la cuestión del clima, celebrada en París en diciembre de 2015.
El hilo que une los conceptos clave de la encíclica es la repetición continua de Francisco de que todo está conectado; que somos interdependientes y que las acciones de un individuo o un país afectan al conjunto. Él continuamente enfatiza que los problemas que enfrenta la humanidad no están aislados sino integralmente conectados. En sus propias palabras: «El ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podremos afrontar adecuadamente la degradación ambiental si no prestamos atención a causas que tienen que ver con la degradación humana y social» (nº 48). Considera que abordar tanto las crisis ambientales como las sociales es una cuestión moral y afirma que «el auténtico desarrollo humano posee un carácter moral» y que «supone el pleno respeto a la persona humana, pero también debe prestar atención al mundo natural» (nº 5).
Afirma muy claramente que «hay un consenso científico muy consistente que indica que nos encontramos ante un preocupante calentamiento del sistema climático… acompañado del constante crecimiento del nivel del mar… un aumento de eventos meteorológicos extremos», y que «numerosos estudios científicos señalan que la mayor parte del calentamiento global de las últimas décadas se debe a la gran concentración de gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano, óxidos de nitrógeno y otros) emitidos sobre todo a causa de la actividad humana» (nº 23).
Citando a la Conferencia Episcopal Boliviana, afirma que «Tanto la experiencia común de la vida ordinaria como la investigación científica demuestran que los más graves efectos de todas las agresiones ambientales los sufre la gente más pobre» (nº 48). La conexión que se establece entre el cambio climático y la pobreza se reitera a lo largo del documento y apoya la conclusión del informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC) de 2014, que también articula claramente la conexión entre el cambio climático y la pobreza con estas palabras: «…los que están ‘social, económica, cultural, política, institucionalmente o de otro modo marginados serán los más afectados por los cambios drásticos del clima». El IPCC continúa: «El cambio climático produce un clima más extremo. Y cuando se producen tormentas horribles, las comunidades pobres se ven más afectadas que las ricas».
Otro tema que sale a la superficie repetidamente es el concepto de bien común como se ilustra en los siguientes párrafos:
- «La ecología integral es inseparable de la noción de bien común, un principio que cumple un rol central y unificador en la ética social» (nº 156).
- «El bien común requiere la paz social, es decir, la estabilidad y seguridad de un cierto orden, que no se produce sin una atención particular a la justicia distributiva» (nº 157).
- «El clima es un bien común, de todos y para todos» (nº 23).
Desafía a los políticos a que no se dejen someter a la economía ni a «la economía sujeta a los dictados de un paradigma de tecnocracia impulsado por la eficiencia» (nº 169). No se anda con rodeos cuando afirma que «la misma política es responsable de su propio descrédito, por la corrupción y por la falta de buenas políticas públicas». Afirma claramente que lo que se necesita es «una política que piense con visión amplia, y que lleve adelante un replanteo integral, incorporando en un diálogo interdisciplinario los diversos aspectos de la crisis… Si la política no es capaz de romper una lógica perversa, y también queda subsumida en discursos empobrecidos, seguiremos sin afrontar los grandes problemas de la humanidad» (nº 197).
En cuanto al papel de la tecnología, advierte que todo avance no debe considerarse simplemente en términos de sus beneficios económicos, sin preocuparse por el posible impacto negativo en la sociedad. Además, advierte contra la excesiva dependencia de la tecnología para resolver problemas ambientales y sociales sin reconocer la «misteriosa red de relaciones entre las cosas» para que un problema no se resuelva sólo para crear otros.
Caroljean Willie, SC, Ph.D.
Directora del Programa
EarthConnection
Hermanas de la Caridad, Cinncinati
www.scearthconnection.org
El Carisma Vicenciano y Laudato Si’ es nuestro esfuerzo por compartir las diferentes maneras en que los Vicencianos descubren que su carisma se conecta con Laudato Si’. Animamos a que hagan comentarios sobre estas publicaciones y damos la bienvenida a cualquiera que esté interesado en enviar un artículo a Jim Paddon en jpssvp@hotmail.ca.
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