El título de esta artículo pare el comienzo de un chiste…
Pero no lo es. Es más bien algunas conexiones en mi mente mientras hago un paseo mental por los hermosos terrenos de nuestra Casa Madre de la Congregación de la Misión en Filadelfia.
El relato tiene un héroe… el buen samaritano. Los dos jesuitas están conversando entre ellos sobre el buen samaritano. Este vicentino que les escribe, escuchando su conversación, piensa en san Vicente de Paúl.
Comencemos con Jesús respondiendo a la pregunta capciosa que le hizo un jurista. «Di quién es mi vecino».
Al final del relato Jesús pregunta… «¿Cuál de estos tres líderes, crees, era vecino del hombre que cayó en manos de los ladrones?» (El jurista) dijo, «El que le mostró misericordia». Jesús le dijo: ‘Ve y haz tú lo mismo'» (Lc 10,25-37).
Las observaciones de dos jesuitas
Un jesuita ha leído el pasaje con frecuencia. Pero, desde el fondo de su alma, saca a la luz una nueva conexión. La conexión es mucho más amplia de lo que la mayoría piensa. La historia no es sólo acerca de dos individuos. También es una historia sobre la sociedad.
Él escribe:
«Veamos el ejemplo del buen samaritano. La parábola de Jesús nos llama a redescubrir nuestra vocación de ciudadanos de nuestras respectivas naciones y del mundo entero, constructores de un nuevo vínculo social. Esta llamada es siempre nueva, pero se basa en una ley fundamental de nuestro ser: estamos llamados a orientar la sociedad hacia la búsqueda del bien común y, con este propósito, a perseverar en la consolidación de su orden político y social, su tejido de relaciones, sus objetivos humanos. Con sus acciones, el Buen Samaritano demostró que «la existencia de todos y cada uno de los individuos está profundamente ligada a la de los demás: la vida no es simplemente un tiempo que pasa; la vida es un tiempo de interacciones»[57].
“Miremos el modelo del buen samaritano. Es un texto que nos invita a que resurja nuestra vocación de ciudadanos del propio país y del mundo entero, constructores de un nuevo vínculo social. Es un llamado siempre nuevo, aunque está escrito como ley fundamental de nuestro ser: que la sociedad se encamine a la prosecución del bien común y, a partir de esta finalidad, reconstruya una y otra vez su orden político y social, su tejido de relaciones, su proyecto humano. Con sus gestos, el buen samaritano reflejó que ‘la existencia de cada uno de nosotros está ligada a la de los demás: la vida no es tiempo que pasa, sino tiempo de encuentro'»
En su mente, la historia del Buen Samaritano nos recuerda que vivimos en una sociedad en la que todos estamos conectados.
El otro jesuita desentraña aún más la historia. Reencuadra la historia como una parábola de la percepción, diciendo que para entender realmente la parábola tenemos que ver las cosas como lo hizo el Buen Samaritano.
Señala que 99 de cada 100 homilías u otras presentaciones que hemos escuchado, la parábola hace sentir que la decisión es una decisión para ayudar en este tipo de situaciones. Él cree que la decisión más radical es la decisión de ver.
En su mente los dos «libros» que el primer jesuita escribió deben ser vistos juntos.
«Laudato Si’ nos enseñó que todas las cosas están conectadas; ‘Fratelli Tutti’ nos enseña que todas las personas están conectadas».
Una vez que ves esto, todo lo demás tiene sentido. Es una nueva forma de ver cómo nuestra sociedad, tanto en su estructura como en la política, debe construirse alrededor de ver la dignidad fundamental de cada ser humano, viviendo en un hogar común que pertenece a cada uno de nosotros, nuestra tierra.
San Vicente
San Vicente no tenía una conciencia basada en la ciencia de que todo en nuestro hogar común está conectado y cada uno de nosotros es responsable de su cuidado. Vio lo que muchos otros, especialmente entre los privilegiados, no vieron. Vio los sufrimientos físicos y espirituales de sus hermanos y hermanas. Vio que Jesús vino a traer la Buena Nueva, no sólo con palabras vacías o la multiplicidad de leyes y responsabilidades legales. Él «vio» que todos estamos interconectados.
El elenco de personajes
- Jesús
- El buen samaritano
- El jesuita nº 1, el Papa Francisco
- El jesuita nº 2, el Cardenal Czerny
- San Vicente de Paul
- Tú y yo
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