Los días pasan… Llegó octubre, y con él, la esperada reunión mensual de la Confraternidad de Asesores Laicos Vicentinos. Como siempre, tengo mis interrogantes: ¿Cómo será? ¿Hoy qué reto nos traerá? ¿Qué podremos seguir haciendo para mejorar nuestra formación y servir mejor?

¡Les comparto que estoy muy feliz! ¡Mi experiencia fue increíble!  Aún hoy, siento la cercanía de todos, ya que aunque estamos muy lejos físicamente, por el medio virtual las distancias se acortan. Padre Flavio, Alexandra, Lili y todos, como buenos vicentinos, nos reciben con gentileza y alegría. Ellos, como nosotros, tienen preocupaciones y responsabilidades, pero aun así no pierden su sonrisa amable y sincera.

No faltan los gestos de saludo fraterno, de afecto y de aprobación que motivan y alientan nuestras participaciones.  Actitudes que dan ánimo e infunden confianza.

En el grupo de WhatsApp compartimos no solo invitaciones, recordatorios o temas de formación. Como amigos “que se quieren bien” estamos pendientes los unos de los otros; comunicando constantemente nuestras alegrías y dificultades, a través de los mensajes: de saludo, ánimo, esperanza y solidaridad, que no se hacen esperar.

Nuestra confraternidad cuenta con participantes de las diferentes ramas vicentinas, como también de muchos países: México, España, Estados Unidos, Costa Rica, Honduras, Guatemala, Panamá, Chile, Colombia, Ecuador, Perú. Nuestro grupo crece, no solo en número, también en amistad, en compañerismo, en hermandad, en solidaridad. Y lo mejor de todo ello: todo es obra del Espíritu Santo y sabemos que es él, quien mueve la iglesia.

En el encuentro recién finalizado, tuvimos la alegría de recibir con gratitud a un grupo de hermanos del Instituto de Desarrollo Vicentino del Perú.  A todos ellos, nuestro cariño y cordial bienvenida.

Alexandra Chacón, Coordinadora de la Confraternidad presentó el Proceso Formativo de Asesores Laicos de JMV de América Central.  Ciertamente ha sido una propuesta interesante; un valioso apoyo para la formación y de eso se trata: poner en la mesa común los planes de formación de los diversos países participantes. Esto implica no sólo el hecho de conocerlos, para enriquecernos; sino también el compromiso cierto por llevar el material a muchos países, partiendo de la casa grande: desde América Latina y el Caribe a todo el mundo… e incluso traducido a varios idiomas. Estamos convencidos que, con la ayuda del Espíritu Santo e iluminados por San Vicente de Paúl, seguiremos construyendo un hermoso legado Vicentino para las nuevas generaciones.

Padre Flavio Pereira compartió la necesidad de ir pensando en la actualización y recreación de diversos materiales: catecismos, novenas, celebraciones vicentinas, cancioneros y otros. Una bonita e interesante experiencia fue compartir en pequeños grupos esta propuesta. Él, preocupado e indicándonos con paciencia cómo entrar por el zoom y en cada uno de los grupos de trabajo; de igual forma, dándonos indicaciones a los que no conocíamos para salir del mismo e incluirnos al grupo grande de la Confraternidad. Gracias, Lili Ferraez, por tus palabras. Son modales de cordialidad que contentan a todo el mundo y atrae corazones.

Todas las Encíclicas del Papa Francisco parecen hechas para todos los vicentinos, la última: Fratelli Tutti (Todos Hermanos), habla de la fraternidad y de la hermandad como algo muy vicentino y muy necesario en este mundo:

Por su propia dinámica, el amor reclama una creciente apertura, mayor capacidad de acoger a otros, en una aventura nunca acabada que integra todas las periferias hacia un pleno sentido de pertenencia mutua. Jesús nos decía: «todos ustedes son hermanos» (Mt 23,8). esta necesidad de ir más allá de los propios límites vale también para las distintas regiones y países, de hecho, el número cada vez mayor de interdependencias y de comunicaciones que se entrecruzan en nuestro planeta hace más palpable la conciencia de que todas las naciones de la tierra comparten un destino común (Encíclica Fratelli Tutti, 95-96).

Pilar Córdova Villalta.
SSVP. Perú.