Estoy seguro de que muchos de nosotros hemos oído hablar del gran guerrero sioux, Caballo Loco, que participó en la infame batalla de Little Big Horn en 1876 donde el general Custer fue derrotado y asesinado. Me gustaría contarles más sobre Caballo Loco. Nació en 1841 en las Colinas Negras de Dakota del Sur. Era hijo del chamán de los Sioux Oglala, llamado también Caballo Loco, y su esposa, miembro de los Sioux Brule. Fue un feroz guerrero en las batallas con la caballería de los EE.UU. sobre las tierras indígenas. Después de la Batalla de Little Big Horn, finalmente se rindió y comenzó a negociar los términos de la paz y los acuerdos sobre las tierras. Debido a lo que él sintió que era una traición a la confianza, buscó reunirse con los líderes militares en 1877, pero fue llevado a una celda de la cárcel. Después de un altercado fue apuñalado y asesinado por los guardias y murió el 6 de septiembre de 1877.
Caballo Loco era también un visionario y un inconformista respecto a muchas prácticas tribales aceptadas. Tenía visiones sobre lo que el futuro le deparaba a su pueblo y al mundo. Mientras luchamos hoy en día con tantos asuntos que nos dividen y nos llevan a la incertidumbre sobre el futuro de nuestro mundo, me gustaría compartir con ustedes esto que ha sido transmitido por generaciones. Es una visión que Caballo Loco le pasó al Jefe Toro Sentado mientras fumaban la pipa sagrada en Paha Sapa unos cuatro días antes de que Caballo Loco muriera:
Tras sufrir más allá del sufrimiento; la Nación Roja se levantará nuevamente y será una bendición para un mundo enfermo. Un mundo lleno de promesas rotas, egoísmo y separaciones. Un mundo que anhela la luz de nuevo. Veo un tiempo de siete generaciones cuando todos los colores de la humanidad se reunirán bajo el árbol sagrado de la vida y toda la Tierra se convertirá en un círculo nuevo. En ese día habrá aquellos entre los Lakota que llevará el conocimiento y la comprensión de la unidad entre todos los seres vivos, y los jóvenes blancos llegarán a los de mi pueblo y pedir esta sabiduría. Saludo a la luz dentro de tus ojos, donde todo el universo mora. Porque cuando estás en ese centro dentro de ti y yo soy ese lugar dentro de mí, que hemos de ser como uno solo.
Sobre el autor:
Jim Paddon vive en London, Ontario, Canadá y es miembro de la Sociedad de San Vicente de Paúl. Está casado con su querida esposa Pat y tienen seis hijas y once nietos. Jim ha sido miembro de la Sociedad desde los años 70.
Las opiniones expresadas son las del autor y no representan oficialmente las de la Sociedad de San Vicente de Paúl.
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