La colaboración fue clave en el ministerio de san Vicente de Paúl desde sus inicios. Reconociendo que la caridad necesitaba estar organizada para ser efectiva, invitó a otros —hombres, mujeres, aristócratas, campesinos, ricos y pobres— a unirse a él en su misión.
Este mismo espíritu de colaboración es evidente en la escritura y publicación de la encíclica del Papa Francisco, «Laudato si’: sobre el cuidado de la casa común». Desarrollada en diálogo con las conferencias episcopales y otros colaboradores de todo el mundo, es una llamada a la colaboración entre todas las personas, tanto individuos como instituciones, organizaciones y naciones.
Convencido de que «la Iglesia no pretende definir las cuestiones científicas ni sustituir a la política», el papa Francisco ve el diálogo como un medio para fomentar «un debate honesto y transparente, para que las necesidades particulares o las ideologías no afecten al bien común» (188). Hombre de ciencia y pastor, mantiene constantemente que «la realidad es superior a la idea» (110, 201). Aquí, el diálogo franco y honesto que congrega a todas las partes en la conversación es clave para explorar la realidad y los límites que impone (135). Además, la realidad es encarnada y todo está estrechamente interrelacionado. Así, «un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres» (49). Dada la magnitud de la crisis actual, el papa afirma: «Es fundamental buscar soluciones integrales que consideren las interacciones de los sistemas naturales entre sí y con los sistemas sociales. […] Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza» (139). Dado que el cuidado del medio ambiente no puede separarse de la vida y la supervivencia de la sociedad humana, propone una ecología integral «que tenga en cuenta todos los factores de la crisis mundial» (137).
Comprometido con la realidad por encima de las ideas, el papa Francisco ofrece un curso de acción que construye relaciones a través del diálogo y la colaboración. Las relaciones son, de hecho, fundamentales para su comprensión del concepto de hogar, que refleja claramente su experiencia entre los pobres en Argentina. «La sensación de asfixia producida por la aglomeración en residencias y espacios con alta densidad poblacional se contrarresta si se desarrollan relaciones humanas cercanas y cálidas, si se crean comunidades, si los límites del ambiente se compensan en el interior de cada persona, que se siente contenida por una red de comunión y de pertenencia» (148). Además, en su compromiso con la realidad, Francisco es muy práctico a la hora de identificar lo que se necesita para un casa común viable: agua limpia, oportunidades de empleo, espacio vital adecuado y sistemas de transporte. Al considerar nuestro hogar global, no es menos práctico en cuanto a los tipos de cambios que serán necesarios: respeto a la integridad de cada criatura, nuevos modelos de economía y progreso, moderación en el uso de la tecnología y los bienes de consumo. Claramente, estos cambios tendrán un impacto en las naciones ricas en las que muchos de nosotros vivimos. Laudato si’ es una llamada a la conversión ecológica. ¿Cómo responderemos nosotros, los vicencianos?
Sor Sr. Donna Geernaert, SC
El Carisma Vicenciano y Laudato Si’ es nuestro esfuerzo por compartir las diferentes maneras en que los Vicencianos descubren que su carisma se conecta con Laudato Si’. Animamos a que hagan comentarios sobre estas publicaciones y damos la bienvenida a cualquiera que esté interesado en enviar un artículo a Jim Paddon en jpssvp@hotmail.ca.
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