Todos los miembros de la Familia Vicenciana están activamente trabajando y orando para que la pandemia no haga sufrir, aún más, a los más desfavocidos de nuestra sociedad. En este tiempo de grandes necesidades y de aislamiento social, son muchos los que ofrecen sus manos para llevar el alivio necesario a todos los que más están sufriendo.
Desde la rama Vicentina «Aguapaneleros de la noche», desde Medellín (Colombia), nos envían algunas fotografías de la labor que están realizando, siempre siguiendo las indicaciones de las autoridades y con el auxilio de las mismas. También nos envían una invitación a la esperanza, en un bello poema que transcribimos a continuación:
«Ojalá el mundo actual —que busca a veces con angustia, a veces con esperanza— pueda así recibir la Buena Nueva, no a través de evangelizadores tristes y desalentados, impacientes o ansiosos, sino a través de ministros del Evangelio, cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido, ante todo en sí mismos, la alegría de Cristo» (Evangelii Gaudium, 10)
Nuestra alegría
ha de ser más contagiosa
que el virus que nos visita.
Por eso nos urge —hay prisa—
escudriñar la Palabra,
hacerla vida en nuestras vidas
para luego contagiarla…
La prontitud al llevarla
rescatará las familias
de la crisis que ahora pasan…
No dejemos pasar el tiempo,
brindemos ya la esperanza.
Responde a la llamada,
no te demores:
hay muchos deseosos
de escuchar tus palabras…
Que sea la voz de Jesús
quien les llene de confianza…
Hermanos, ¡seamos luz!
El Espíritu lo reclama…
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