Durante la época de la guerra civil que se libraba en Francia, Vicente escribió al Papa Inocencio X describendo la devastación y el sufrimiento que experimentaban muchas personas:
Los habitantes del campo que no han sido matados por la espada tienen que morir casi todos de hambre. Los sacerdotes, a quienes los soldados no tratan con mayor miramiento que a los demás, se ven tratados inhumana y cruelmente, torturados y asesinados. Las vírgenes son deshonradas; las mismas religiosas expuestas a su libertinaje y a su furor; los templos profanados, saqueados o destruidos. Los que quedan en pie se han visto de ordinario abandonados de sus pastores, de forma que los pueblos están casi totalmente privados de sacramentos, de misas y de todo socorro espiritual. (SVP ES IV, 427).
Durante la misma crisis de la guerra civil, Luisa de Marillac escribió a las Hermanas para informarles que:
no pensaba que pudiéramos ir a comprar trigo, ya que no hay en los pueblos de los alrededores… podemos obtener este trigo si se lo entregamos a varios arqueros a los que pagaríamos por sus molestias. No creo que haya otra forma de evitar que estos pobres niños mueran de hambre.
En marzo de 1848, Federico Ozanam escribió a su hermano y le dijo:
El primer deber de los cristianos es el de no espantarse y el segundo, el de no espantar a los demás. Al contrario, tranquilizar a los espíritus perturbados, haciéndoles considerar la presente crisis como una tormenta que no puede durar mucho.
El domingo, el Papa Francisco rezó para que Dios librara al mundo del coronavirus y más tarde declaró:
durante estos días difíciles podemos encontrar pequeños gestos concretos que expresan la cercanía y la concreción hacia las personas más cercanas a nosotros, estos son gestos importantes y decisivos…
Nuestros fundadores y el Papa Francisco parecen estar de acuerdo en que en tiempos de crisis hay necesidad:
- De calma
- De recursos espirituales
- De acciones espectaculares
En el post anterior, planteé la pregunta:
¿Cómo podemos evangelizar con alegría en medio de la crisis?
Paulinah Appiah Antwi respondió y declaró:
Como vicencianos, debemos seguir rezando en medio de nuestra situación, y Cristo haría exactamente lo que ha dicho. También debemos tener una fe profunda en la situación en la que nos encontramos. Cristo tiene el control y nos mostrará cómo lograr nuestros objetivos.
Esa respuesta afirma ciertamente la necesidad de calma y de recurrir a los recursos espirituales.
Pero si un hermano o una hermana no tiene nada que ponerse y les decimos: «Vayan en paz, manténganse calientes y coman bien», pero no les damos las necesidades del cuerpo, ¿de qué sirve?
Por lo tanto, concluyo con otra pregunta:
en medio de nuestra crisis actual,
¿cuál es la acción significativa que nosotros,
como miembros de la Familia Vicenciana,
…ESTAMOS LLAMADOS A REALIZAR?
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