¡Estamos todos juntos en esto!
Es una imagen sencilla. Pero, como hemos escuchado desde nuestra juventud, «una imagen vale más que mil palabras».
El gráfico ilustra dos actitudes comunes, pero nefastas. La primera actitud es una visión miope de los problemas. No puedo ver nada más allá de lo que me afecta. La segunda es similar. No puedo ver problemas que no parecen afectarme ahora.
Ambas son manifestaciones de una tendencia tan antigua como la civilización. ¡»Yo-ísmo»! La caricatura capta perfectamente estas dos manifestaciones del mismo problema. Ser «alto y seco» no es una solución sostenible.
De hecho, es uno de los problemas actuales para hacer frente a la pandemia del coronavirus. Sólo porque no me sienta enfermo no significa que no sea portador del virus y no tenga necesidad de desarrollar un mayor hábito de lavarse las manos… El primer compromiso que cada uno de nosotros debe hacer es emprender el cambio del «centrado en mí» al «centrado en nosotros».
Otra forma de ver el cambio sistémico
Mientras pensaba y rezaba sobre esta imagen, comencé a mirar hacia el tema del cambio sistémico. Los líderes de la Familia Vicentina nos han pedido que repensemos todos nuestros ministerios. Nos invitan a ver más allá de lo que nos sentimos cómodos y a abordar las causas fundamentales de los problemas.
Tengan en cuenta que muchos de estos problemas nos están afectando de maneras que no reconocemos. Piensen en cómo construir más y más prisiones es, de hecho, simplemente ignorar los problemas subyacentes del desempleo, la falta de vivienda, las adicciones y los caldos de cultivo del crimen.
Es en nuestro mejor interés dar un paso atrás y ver cómo nos estamos centrando en ser «altos y secos». Tenemos que abordar las causas subyacentes de lo que nuestros hermanos y hermanas enfrentan al tratar de rescatar su parte del barco.
Apoyar las iniciativas de la Familia Vicenciana
Entonces, ¿qué puedo hacer? Lo básico es desarrollar una mentalidad que san Juan Pablo II nos recordó que es nuestra herencia vicentina…
La clave para desarrollar esa mentalidad es darse cuenta de que Vicente fue un maestro para expandir la visión de su ministerio. Al principio sólo veía las necesidades de sus feligreses frente a la pobreza espiritual y material. Gradualmente se dio cuenta de que sus esfuerzos individuales con las misiones parroquiales no eran suficientes. Necesitaba formar un clero comprometido con las necesidades espirituales.
Al principio sólo vio las necesidades de una familia enferma en las afueras de la ciudad. Pero luego comenzó a ver que si los instintos caritativos de otros feligreses se organizaban podrían funcionar mejor. Los laicos, especialmente las mujeres, podían atender las necesidades físicas mucho más eficazmente.
Ver más allá…
- ¿Cuántas veces he preguntado la pregunta que se hizo Vicente: «¿Qué más se puede hacer?»
- ¿Busco oportunidades para trabajar en colaboración?
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