La entrada de Jesús en Jerusalén
Todos conocemos el pasaje de Lucas (19,38) sobre la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén… «¡Bendito el Rey que viene en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en las alturas».
Pero, ¿cuántos de nosotros recordamos el siguiente versículo?
Algunos de los fariseos, que estaban entre la gente, le dijeron: «Maestro, reprende a tus discípulos».
Más adelante, Jesús respondería:
«Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí». Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?» Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz».
Jesús: Un rey diferente a cualquier otro rey
¿Qué clase de rey es Jesús?
Su realeza es a menudo malentendida. Sus discípulos trataron de hacerlo rey. Pilato claramente no entendió. La multitud trató de convertirlo en rey, tal como ellos lo entendían. Pilato preguntó burlonamente: «¿Eres rey?»
Para entender a Cristo como Rey debemos recordar lo que hizo en su última cena. Lavó los pies de los discípulos, algo que un humilde siervo haría por su señor. Entonces les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis «el Maestro» y «el Señor» [¿el Rey?]. Vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros». Y añadió: «¡Haced esto en memoria mía!»
Sólo en los días tras Pentecostés se dieron cuenta de lo que él quería decir con «Haced esto en memoria mía». Su realeza no se trata de obtener, sino de dar. No se trata de ser servido, sino de servir. «No vengo a que me sirvan, sino a servir.» Se trata de servir, ayudar, amar… incluso hasta la muerte en una cruz, nada menos.
El Reino de Cristo es un reino al revés
¿Cómo es este reino? Tres puntos de vista de las Escrituras…
El Cuerpo de Cristo
En él «no hay griego y judío; circuncisión e incircuncisión; bárbaro, escita, esclavo, libre, sino que Cristo es todo y en todos». (Col 3,11)
Un solo cuerpo, muchos mniembros.
Pues del mismo modo que el cuerpo es uno, aunque tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, no obstante su pluralidad, no forman más que un solo cuerpo, así también Cristo. Porque en un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.
…Más bien los miembros del cuerpo que tenemos por más débiles, son indispensables. Y a los que nos parecen los más viles del cuerpo, los rodeamos de mayor honor. Así a nuestras partes deshonestas las vestimos con mayor honestidad. Pues nuestras partes honestas no lo necesitan.Dios ha formado el cuerpo dando más honor a los miembros que carecían de él, 25. para que no hubiera división alguna en el cuerpo, sino que todos los miembros se preocuparan lo mismo los unos de los otros. 26. Si sufre un miembro, todos los demás sufren con él. Si un miembro es honrado, todos los demás toman parte en su gozo.
(1 Corintios 12)
Vivir consecuentemente
Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia, soportándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Como el Señor os perdonó, perdonaos también vosotros. Y por encima de todo esto, revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección.
Y que la paz de Cristo presida vuestros corazones, pues a ella habéis sido llamados formando un solo Cuerpo. Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite en vosotros con toda su riqueza; instruíos y amonestaos con toda sabiduría, cantad agradecidos, himnos y cánticos inspirados, y todo cuanto hagáis, de palabra y de boca, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por su medio a Dios Padre.
(Col 3,11-17)
Los que celebramos a este tipo de rey, escuchémosle y vivamos, por tanto, como «discípulos que se lavan los pies». Ciertamente algo muy lejos de nuestras comunidades polarizadas, que viven detrás de todo tipo de muros. Tal vez también nos equivocamos con nuestro énfasis en las palabras más que en los hechos.
Viviendo en el reino de Jesús
- ¿Solo celebramos la fiesta de Cristo Rey, o vivimos como miembros de tal reino?
- ¿Insistimos en nuestros primeros lugares en la mesa, y en nuestra propia grandeza?
- ¿Estamos dispuestos a seguir a un rey que lava los pies?
- ¿Buscamos ser servidos en lugar de servir?
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