En su «Carta al Pueblo de Dios», del 18 de agosto de 2018, el Papa Francisco declaró:
Es imposible imaginar una conversión del accionar eclesial sin la participación activa de todos los integrantes del Pueblo de Dios. […] Esto se manifiesta con claridad […] en el clericalismo, esa actitud que «no solo anula la personalidad de los cristianos, sino que tiene una tendencia a disminuir y desvalorizar la gracia bautismal que el Espíritu Santo puso en el corazón de nuestra gente». El clericalismo, favorecido sea por los propios sacerdotes como por los laicos, genera una escisión en el cuerpo eclesial que beneficia y ayuda a perpetuar muchos de los males que hoy denunciamos.
¿Qué es el clericalismo y por qué es tan peligroso en nuestra Iglesia?
Hay muchas definiciones de clericalismo y, sin embargo, todas ellas se enraizan en una realidad básica. El clericalismo es una cultura y una expectativa de que los ministros ordenados son mejores y deben gobernar sobre todos los demás miembros del Pueblo de Dios. Como dijo el papa Francisco, esto disminuye y subestima la gracia bautismal de nuestro pueblo. Al hacerlo, también resta importancia a la igual dignidad de todo ser humano hecho a imagen y semejanza de Dios.
El clericalismo conduce a muchos peligros en la Iglesia y en la vida de todas las personas, clérigos y laicos.
Uno de los ejemplos más evidentes son los abusos sexuales por parte del clero y el encubrimiento por parte de los obispos, durante tanto tiempo. A las jóvenes víctimas se les hizo creer que todo lo que el padre hacía era bueno, incluso una actividad sexual pecaminosa. A esto se sumó el comportamiento de los obispos que, durante demasiado tiempo, sintieron la necesidad de protegerse a sí mismos, a sus sacerdotes y a la institución de la jerarquía y, por lo tanto, encubrieron el abuso y guardaron silencio.
Los miembros laicos de la Iglesia también pueden fomentar el clericalismo, apoyando a los sacerdotes y a los obispos incluso cuando deberían cuestionarlos. Padres que se negaron a escuchar a sus hijos cuando se les dijo que «el padre me tocó en mis partes privadas» y les dijeron a sus hijos que no hablaran así del padre. Afortunadamente, como Iglesia estamos aprendiendo que todos tenemos dignidad y derechos. El clero tiene su papel y los laicos y laicas tienen el suyo, y necesitamos trabajar juntos para promover la dignidad de todos y el bien común de la Iglesia y de la sociedad.
Me parece muy buena esta reflexión sobre el clericalismo. Solo que me parece un poco parcial, me explico, los abusos no sólo es expresión del clericalismo.