Mi plan original para este artículo era informar sobre una reunión de justicia social de la Familia Vicenciana del Canadá Atlántico en Halifax, Nueva Escocia. Esta reunión habría reunido a miembros de la Sociedad de San Vicente de Paúl, así como de tres congregaciones de hermanas vicentinas. Este fue un evento en el que hemos estado trabajando durante tres años, con el objetivo de reunir a estas ramas de la Familia Vicenciana para hablar sobre la justicia social y buscar posibles formas de colaborar en la sensibilización sobre la justicia social, para identificar formas específicas de lograr esta colaboración y para conocer y compartir nuestro carisma vicenciano. Se reunirían cerca de 80 vicencianos y habría sido una oportunidad única ya que aquí en Canadá, a excepción de los miembros de Sociedad de San Vicente de Paúl, hay muy pocos vicentinos en otras regiones. Las Hermanas de la Caridad tienen una larga y distinguida historia en el Canadá atlántico, pero hay pocas hermanas en nuestras otras regiones.

Esta reunión estaba programada para el 7 de septiembre, pero el huracán Dorian tenía otros planes. Debido a la tormenta que se avecinaba, tuvimos que cancelar la reunión, ante la preocupación por la seguridad de los asistentes; ahora consideraremos la posibilidad de reprogramar la reunión para la próxima primavera. Mi esposa Pat y yo pudimos estar a salvo en nuestra habitación de hotel, donde tuvimos una vista de primera mano del huracán. Al observar el desarrollo de la naturaleza en una de sus manifestaciones más peligrosas, obtuve una apreciación real de lo que las Bahamas y otras regiones deben haber experimentado. Aunque el huracán llegó a Halifax como huracán de categoría uno, sólo puedo imaginarme lo fuerte que habría sido como huracán de categoría cinco. Yo animaría a cualquiera que lea este artículo a que busque formas de ayudar a las Bahamas a recuperarse del huracán.

Mientras los miembros de la Familia Vicenciana auxilian a los afectados por este huracán, es un verdadero testimonio del deseo básico de nuestra familia y de nuestros conciudadanos de ofrecer nuestra ayuda y oraciones a los afectados por desastres como el huracán Dorian. Que Dios proteja y consuele a todos los que sintieron la ira de Dorian. Seguramente recordaré a Dorian en nuestra reunión vicenciana de 2020 en Halifax.

Sobre el autor:

Jim Paddon vive en London, Ontario, Canadá y es ex-presidente del Consejo Regional de Ontario de la Sociedad de San Vicente de Paúl. Actualmente es presidente del Comité Nacional de Justicia Social de la Sociedad en Canadá. Está casado con su querida esposa Pat y tienen seis hijas y once nietos. Jim ha sido miembro de la Sociedad desde los años 70.

Las opiniones expresadas son las del autor y no representan oficialmente las de la Sociedad de San Vicente de Paúl.