Transformar y purificar la sociedad

por | Ago 15, 2019 | Formación, Reflexiones, Ross Reyes Dizon | 0 Comentarios

Jesús, el Ungido de Dios, bautiza con Espíritu Santo y fuego.  Nuestro bautismo nos compromete a la misión de transformar la sociedad y purificarla del pecado.

Indudablemente, Jesús busca transformar la sociedad.  Por ejemplo, nos quiere compartiendo nuestros bienes con los necesitados y no encerrados en nosotros mismos.  Por eso, desenmascara él la codicia como autoengaño y ensimismamiento insensato.

Quiere Jesús también que nos transformemos de tal modo que ya no andemos agobiados por nuestras necesidades básicas.  Pues hemos de buscar más bien el reino de Dios con pasión por Dios y compasión por los que sufren.  Debemos confiar en Dios total e incondicionalmente.  Así lograremos vender nuestros bienes y dar limosna.  De esta forma, acumularemos también tesoros celestiales.

A estos ejemplos se refiere en parte esto de prender fuego a la tierra.  Desea, sí, Jesús transformar la sociedad.  Pero al hablar del fuego, da él a entender que busca transfomar radicalmente la sociedad.

El fuego destruye y purifica.  Así pues, viene Jesús a prender fuego a la tierra para eliminar en ella el egoísmo, la mentira, el desorden, la injusticia.  Luego hará brotar el Espíritu Santo la nueva creación (Sal 104, 30) y el orden nuevo, en donde reinará el amor, la verdad, la justicia.

Pero de más está decir que no es fácil transformar la sociedad, pues difícilmente se puede hacer algún bien sin contrariedades (SV.ES I:143).  No solo podemos molestar a alguien.  Posiblemente provoquemos la oposición de parte de los que confunden sus propios intereses y privilegios con la seguridad nacional.  El hacer el bien puede generar riñas y divisiones entre nosotros, nuestros más cercanos familiares y amigos.

Pero fijándonos en el Signo de contradicción, cobramos valor para mantenernos firmes.  Se nos prohíbe diluir el Evangelio.  Se nos pide que permanezcamos fieles, aun ganando para nosotros grandes angustias y pruebas abrumadoras.  Incluso hasta entregar nosotros el cuerpo y derramar la sangre.

Señor Jesús, nos puedes renovar, transformar y purificar de todo pecado por el Espíritu Santo.  Realiza todo esto en favor nuestro.

18 Agosto 2019
20º Domingo de T.O. (C)
Jer 38, 4-6. 8-10; Heb 12, 1-4; Lc 12, 49-53

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