La Jornada Anual de los pobres del papa Francisco (el domingo anterior a Cristo Rey)… ¡Debe haber gran felicidad en el corazón de san Vicente! Cuando el papa Francisco nor muestra su corazón al expresar el significado de la Jornada Mundial de los Pobres, sus palabras resuenan con temas cercanos al corazón de san Vicente.
“El sudor de nuestra frente”
El año pasado, cuando el papa Francisco por primera vez convocó una celebración anual de un Día Mundial de los Pobres, tomó prestadas sus palabras del título de la Primera Epístola de Juan: «Amemos, no con palabras, sino con hechos». Esto debería resonar en los miembros de la Familia Vicenciana. Vicente tenía su propia manera de decirlo.
Last year when Pope Francis called for an annual celebration of a World Day of the Poor he borrowed for his title words from the First Epistle of John “Let us love, not with words but with deeds.” This should resonate with members of the Vincentian Family. Vincent had his own way of saying it.
Amemos a Dios, hermanos míos, amemos a Dios, pero que sea a expensas de nuestros brazos, que sea con el sudor de nuestros rostros. Muy a menudo, tantos actos de amor de Dios, de complacencia, de benevolencia, y otros afectos semejantes y prácticas interiores de un corazón tierno, aunque muy buenas y muy deseables, son, sin embargo, muy sospechosas, cuando no se llega a la práctica del amor efectivo.
“Evangelizados por los pobres”
El año pasado, el papa Francisco finalizaba su carta diciendo:
Que esta nueva Jornada Mundial se convierta para nuestra conciencia creyente en un fuerte llamamiento, de modo que estemos cada vez más convencidos de que compartir con los pobres nos permite entender el Evangelio en su verdad más profunda. Los pobres no son un problema, sino un recurso al cual acudir para acoger y vivir la esencia del Evangelio.
Los miembros de la Familia Vicenciana, hoy día, están familiarizados con la frase «evangelizados por los pobres». Sin embargo, parece que esta frase como tal nunca fue pronunciada por Vicente. Pero a menudo afirmaba que los pobres son nuestros maestros y que la verdadera religión es vivida y practicada especialmente por los pobres, los humildes y los campesinos. Son maestros de la fe porque han cultivado una serie de virtudes y actitudes cristianas fundamentales. (El papa Francisco cree firmemente en el fuerza evangelizadora de la piedad popular [Evangelii Gaudium 122-126]).
Para Vicente, Jesús estaba en la persona de los pobres. Allí descubrió Vicente a Jesús. Así como llamaron a la conversión a Vicente, también nos llaman a nosotros. ¿Es sorprendente que, en el tiempo de Vicente, la mayoría de las Hijas de la Caridad vinieran de entre los pobres para servir a Dios en la persona de los pobres? Que los pobres nos evangelicen es una de las enseñanzas más importantes que aprendió Vicente estando al lado de los pobres.
Muchos de nosotros hemos crecido en culturas donde se piensa que somos evangelizadores y misioneros, en vez de evangelizados. Rara vez pensamos en lo que recibimos de aquellos que son pobres. Francisco y Vicente nos llaman a recordar que aprendemos de los pobres.
Redescubriendo nuestra capacidad de reunirnos
Aprender de los pobres y unos de otros requiere encontrarse los unos con los otros. El año pasado, el papa Francisco pidió que las comunidades cristianas hagan todo lo posible para crear momentos de encuentro y amistad, solidaridad y asistencia concreta.
Este año nos escribe:
“Quisiera que también este año, y en el futuro, esta Jornada se celebrara bajo el signo de la alegría de redescubrir el valor de estar juntos”… “Cuando encontramos el modo de acercarnos a los pobres, sabemos que el primado le corresponde a él, que ha abierto nuestros ojos y nuestro corazón a la conversión”.
Poniéndolo en práctica
- ¿Considero que estoy aprendiendo de aquellos que viven en los márgenes?
- ¿En qué momentos me acerco a aquellos que son pobres, para aprender lo que el papa Francisco y Vicente aprendieron?
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