En su visita del 25 de septiembre a la Universidad de Niágara, el Superior General Tomaž Mavrič, C.M., habló con pasión del corazón de la vida universitaria como un proyecto de descubrimiento:

El descubrimiento de la llamada personal en la vida comienza cuando tenemos el coraje de salir al encuentro de nosotros mismos y de nuestro mundo con corazones compasivos. Nuestras familias comparten sus valores y su fe con nosotros, y emprendemos el camino de la vida. En cada etapa del viaje, nos encontramos con otras personas que nos ayudan a mejorar nuestras habilidades, abrir nuestras mentes y tomar decisiones. Eventualmente, elegimos una trayectoria profesional que le da un enfoque más claro al camino por delante.

Un punto crucial en ese camino, para muchos, es el tiempo que pasamos en la universidad. Aquí, en la Universidad de Niágara, has desarrollado un proceso educativo que ayuda a los jóvenes a desarrollar sus dones:

• a través del estudio riguroso y los exigentes currículos departamentales;
• a través de experiencias centradas en la carrera profesional en tu programa Impact, sus pasantías especializadas y su compromiso con la investigación de profesores y estudiantes; y
• a través de innumerables oportunidades y actividades dentro y fuera del campus.

El padre Tomaž dibujó las implicaciones de la visión tanto para los estudiantes como para los profesores:

Para la facultad:

Primero, las relaciones más influyentes que los jóvenes tendrán en Niagara son, o pueden ser, las que tienen con ustedes. Hagan que su objetivo sea abrir a sus estudiantes a todas sus posibilidades y responsabilidades.

Para los estudiantes:

Provocad un impacto, aquí y ahora. Trabajad para desmantelar el racismo, el sexismo y aquellas estructuras de inequidad y opresión económica que son algunas de las causas fundamentales de la falta de vivienda. Sed vicencianos, encontrad vuestra vocación. Dad lo mejor de vosotros. No tengáis miedo de darlo todo. Os encontraréis a vosotros mismos.

Citó a Federico Ozanam, quien, como joven estudiante, puso en marcha un movimiento de casi un millón de miembros en más de 150 países del mundo:

“Ser un mártir es devolver al cielo todo lo que uno ha recibido: su dinero, su sangre, toda su alma.
La ofrenda está en nuestras manos; podemos hacer este sacrificio.
Depende de nosotros elegir a qué altares nos agrada traerlo,
a qué divinidad consagraremos nuestra juventud y el tiempo que sigue, en qué templo nos reuniremos: al pie del ídolo del egoísmo, o en el santuario de Dios y la humanidad».

Todo esto tuvo lugar no lejos del escenario maravilloso de las Cataratas del Niágara, donde la Universidad del Niágara lleva a cabo su Misión Vicenciana desde 1856. Jean Baptiste Etienne accedió a la solicitud del Obispo John Timon, C.M. para enviar misioneros y fundar un seminario que se llamaría Nuestra Señora de los Ángeles. Ese seminario, más tarde, se convirtió en la Universidad de Niágara, bajo el liderazgo del p. John Lynch, C.M.

El martes, 25 de septiembre de 2018, Niagara fue honrada con la visita del sucesor de Etienne, el p. Tomaž Mavrič, C.M. Hizo un recorrido por la iniciativa de cambio sistémico de la Universidad en el extremo sur de las cataratas del Niágara y fue honrado con un doctorado honorario: Doctor en Letras Humanas.

Un agradecimiento especial a Tom Burns, Michael Freedman y Aidan Rooney por proporcionar fotos y antecedentes de esta historia.