Estos refugiados han encontrado una gran oportunidad en Roma gracias a la Congregación de la Misión.
Como parte del proyecto “Mediterránea”, desde marzo han estado cultivando flores y productos agrícolas, una iniciativa que busca también cultivar algo intangible: la integración cultural.
P. GIUSEPPE CARULLI
Curia General de la Congregación de la Misión
“Lo más importante es que la Iglesia muestre gestos concretos de solidaridad y hospitalidad. Hemos conseguido que 12 jóvenes se sientan bienvenidos en Italia. Esta es la mejor parte del proyecto”.
MICHELA PASQUALI
Coordinadora, Proyecto Mediterránea
“Hemos creado un ambiente excepcional, en el que hay colaboración entre todos. Es un entorno de trabajo. Pero también hemos construido vínculos muy sólidos”.
Los participantes son solicitantes de asilo que han recibido protección humanitaria y tienen la esperanza de construir su futuro en la Ciudad Eterna.
Lo que una vez fue una zona sin cultivos se ha convertido en un incipiente negocio. Muchos trabajadores no tenían ninguna experiencia en agricultura y no conocían bien el italiano, pero estaban felices de tener la oportunidad de crecer.
WOULL BIKRIN
Refugiado (Mauritania)
“Estoy feliz, porque estoy trabajando. Estoy sano y seguro, y no hay más problemas. No puedo volver a mi país y obviamente prefiero estar aquí. Trabajo con mis amigos, muchos de ellos de diferentes países de África. Estamos aprendiendo mucho juntos”.
Después de la cosecha de septiembre, sus productos saldrán a la venta en mercados de flores y comida. Otros productos, como mermeladas o dulces estarán disponibles por Internet.
Las ganancias se dividirán equitativamente entre los trabajadores, con la esperanza de que puedan vivir de manera independiente.
La posibilidad de un trabajo estable y la oportunidad de integrarse en la cultura da esperanza a estos refugiados. Algunos de ellos viajan cada día durante horas para ir al trabajo.
PATIENCE
Refugiado (Nigeria)
“Rezo para que este proyecto crezca en el futuro, de manera que pueda hacer algo mejor en Italia. Creo que en el futuro sabré hacer más cosas, lo que me permitirá ir a algún sitio para ayudar a mis hijos”.
Como se ve, este espacio se ha convertido en un terreno donde no solo se cultivan plantas o flores, sino también esperanza.
Fuente: Rome Reports.
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