Corpus Christi: obtuviste la imagen, pero… ¿recibiste el mensaje?

por | Jun 1, 2018 | Formación, John Freund, Reflexiones | 0 comentarios

Robert Pace, un predicador cristiano mundialmente conocido, contó la historia de un fotógrafo que trabajaba para un diario religioso. El editor le encargó que fotografiase a alguien que representase a la condición indigente de la humanidad. Después de una gran búsqueda, el fotógrafo captó la imagen perfecta. Desde un callejón sombreado, vio a un mendigo pidiendo comida. El mendigo yacía sobre su su costado hacia una tienda de comestibles que mostraba pan recién horneado. El fotógrafo se puso en posición y con entusiasmo tomó la imagen. Momentos después, le llevó la foto a su editor.

El editor estuvo de acuerdo en que representaba perfectamente la miseria de la humanidad. Después de felicitar al fotógrafo, el editor le miró profundamente a los ojos y preguntó: «¿Y qué asistencia le dio al mendigo después de hacer la fotografía?» Con un gesto de incomodidad, el fotógrafo confesó en voz baja que no había hecho nada. El editor respondió: «Obtuvo la imagen, pero no recibió el mensaje».

La cuestión de las celebraciones y procesiones de Corpus Christi

No estoy para nada en contra de las procesiones. Proclaman lo que creemos. No más que el editor estaba en contra de la imagen. La pregunta es si vivimos lo que proclamamos.

Javier Chento nos recordaba recientemente las poderosas palabras de Ozanam sobre el cuerpo de Cristo en medio de nosotros:

…a los pobres los vemos con los ojos de la carne, están ahí, y podemos meter el dedo y la mano en sus llagas, y las huellas de la corona de espinas son visibles en sus frentes; aquí ya no cabe incredulidad, y deberíamos caer a sus pies y decirles con el Apóstol: «Tu es Dominus et Deus meus»: vosotros sois nuestros amos y nosotros seremos vuestros servidores, vosotros sois para nosotros las imágenes sagradas de ese Dios al que no vemos, y, no sabiendo amarle de otro modo, lo [amaremos] en vuestras personas.

Implicaciones para nuestras iniciativas de cambio sistémico

Pero Federico va más allá, planteando muy bien la cuestión:

La cuestión que divide a los hombres hoy en día no es ya una cuestión de formas políticas, es una cuestión social, es saber quién ganará, si el Espíritu de Egoísmo o el Espíritu de Sacrificio; si la sociedad será solo una gran explotación en provecho de los más fuertes o una consagración de cada uno al bien de todos y, sobre todo, a la protección de los débiles.

Hay muchos hombres que poseen demasiado y quieren más todavía; hay otros muchos más que no tienen bastante, que no tienen nada y que quieren tomarlo si no se les da.

Entre ambas clases de hombres se prepara una lucha y esta lucha amenaza ser terrible; por un lado, el poder del oro; por el otro, el poder de la desesperación. Entre esos bandos enemigos deberíamos precipitarnos, si no para impedir, al menos para amortiguar el golpe.

Nuestra edad de jóvenes, nuestra condición social media nos hacen más fácil ese papel de mediadores que nuestro título de cristianos nos hace obligatorio. He ahí una posible utilidad de nuestra sociedad de San Vicente de Paúl.

Preguntas

  • ¿Reconocemos que las palabras de Federico son una invitación a interactuar con los sistemas de nuestros días?
  • ¿Vemos estos esfuerzos de cambio como una atención al Corpus Christi o al Cuerpo de Cristo?
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