Vicente nos mostró cómo cambiar los sistemas
San Vicente nos mostró cómo provocar un cambio sistémico… pero no nos dejó un manual formal; ni siquiera lo llamó «cambio sistémico».
Vicente no era lo que hoy se llamaría un «pensador de sistemas». Vicente era lo que yo llamo un «hacedor de sistemas».
Hay muchas definiciones de cambio sistémico. Tal vez la definición más ampliamente válida es «cambio que impregna todas las partes de un sistema, teniendo en cuenta las interrelaciones e interdependencias entre esas partes». Eso da perspectiva al comentario que se hizo en su Misa funeral: Vicente «cambió la faz de Francia».
¿Cómo? Él no fue un legislador. Tampoco un rey. Sin embargo, cambió la forma en que la gente pensaba sobre las cosas. Mostró a las personas una forma diferente de pensar.
Las mujeres ayudaron a Vicente a ver de manera diferente
Es apropiado que reflexionemos sobre esto en el tiempo de Cuaresma. La Cuaresma nos llama a arrepentirnos. La raíz de la palabra «arrepentirse» proviene de una palabra griega que significa «cambiar tu forma de pensar».
Vicente no propuso cambiar el pensamiento de las personas. Vicente se propuso abordar problemas específicos.
Tenía el don de ver problemas con la visión de un gran angular… y estaba abierto a ver las cosas de manera diferente cuando alguien lo desafiaba a pensar de manera diferente.
Tanto en Folleville como en Chatilon, vio problemas. Pobreza espiritual y pobreza material. La Hermana Louise Sullivan nos ayuda a entender el papel de las mujeres y la apertura de Vicente a pensar de manera diferente. Ella dice que para comprender estos eventos y sus efectos de largo alcance, es esencial recordar el contexto en el que ocurrieron.
La mujer que movió a Vicente a Folleville
En Folleville, experimentó el abandono espiritual de los pobres por la Iglesia y, especialmente, por el clero.
Un incidente tuvo lugar cuando Vicente acompañó a la familia Gondi a sus propiedades en Folleville. A primera vista, fue un suceso bastante común, incluso banal en la vida de un párroco: le pidieron que fuese a la cabecera de un moribundo para escuchar su confesión. Vicente tenía poca experiencia como párroco, dieciséis meses en dieciséis años, por lo que es muy posible esto nunca hubiese llevado al primer «sermón de la misión».
Lo que siguió quizás nunca hubiera sucedido si no fuera por Madame de Gondi:
Fue ella la que reaccionó por primera vez después de la confesión del anciano; ella que empujó a Vicente a predicar al día siguiente; ella que eligió el tema del sermón; y la que le pidió a Vicente que continuara el trabajo iniciado en Gannes en otras aldeas de sus tierras. Vicente habla del papel providencial que jugó. Escrupulosa por naturaleza, con tendencia a dramatizar, Madame de Gondi generalizó la experiencia del moribundo y temió que los campesinos en sus propiedades estuvieran en peligro de condenarse. Por lo tanto, desafió a su director espiritual diciendo:
«Ah, señor, ¿qué está diciendo? ¿Qué es lo que acabamos de escuchar? Lo mismo sin duda es cierto de esa gente pobre. Ah, si este hombre que era visto como un buen hombre estaba en estado de condenación, ¿cuál es el estado de los demás que viven mal? Ah, Señor Vicente, cuántas almas están pereciendo. ¿Cuál es el remedio para eso?»
Gracias a Madame de Gondi, Vicente respondió al desafío y predicó en Folleville, y de acuerdo con su propio testimonio: «Dios tuvo tanto respeto por la confianza y la buena fe de esta dama… que bendijo mi discurso y todas esas buenas personas se conmovieron tanto por Dios que todos vinieron a hacer una Confesión General… Luego fuimos a los otros pueblos que pertenecen a Madame… y Dios otorgó Su bendición en todas partes».
Las mujeres que ayudaron a Vicente a cambiar la mentalidad de las personas después de Chatillon
Luego, en Châtillon, Vicente se enfrentó al problema social: la pobreza material.
En Châtillon, se enfrenta al abandono de las personas pobres por parte del resto de la sociedad. Las mujeres de la parroquia se apresuraron a ayudar a la familia. El feliz pastor nos dice: «Hablé … con tanta fuerza que todas las damas se emocionaron mucho. Más de cincuenta de ellas salieron de la ciudad y yo fui con ellas» (Vicente de Paul, 22 de enero de 1645).
El primer biógrafo de Vicente, Louis Abelly, nos habla de las reflexiones iniciales de Vicente sobre la experiencia. Poco después de regresar a casa, afirmó:
He aquí un ejemplo de gran caridad, pero que no está bien organizada. Los pobres enfermos tendrán demasiadas provisiones de una vez, algunas de las cuales se echarán a perder y tendrás que tirarse; y luego, más tarde, volverán a caer en su miseria.
Esa misma noche, el notoriamente lento para actuar Vicente había sentado las bases para la cofradía. Él dijo: «Propuse a todas estas buenas señoras, animadas por la caridad, que visitaran a estas personas, se agruparan para hacer sopa, cada una en su propio día, y no solo para ellas, sino para todos los que pudieran venir después».
Así, en dos pequeños pueblos, en dos eventos aparentemente ordinarios, nació el carisma vicenciano. Las mujeres desempeñaron un papel esencial tanto en su nacimiento como en su desarrollo.
Había, de hecho, muchas mujeres en la vida de Vicente de Paul y sus obras llegarían a aser lo que fueron y lo que siguen siendo porque ellas estuvieron allí, en las obras de Vicente. Las mujeres de la Familia Vicenciana continúan aportando los dones que Vicente descubrió en ellas desde el principio hacia los «miembros sufrientes de Jesucristo» en todo el mundo. Como resultado, ahora como entonces, las personas que son pobres están mejor atendidas.
Preguntas
- ¿Tengo una visión amplia cuando afronto los problemas?
- ¿Escucho a otros cuando sugieren una visión más amplia de los problemas?
- ¿Capacito a otros para que den un paso adelante?
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