Desde mi perspectiva, como antiguo empleado de Louisville Catholic Charities, sirviendo en distintas funciones en el apostolado de justicia social y ahora en mi rol de voluntario como líder regional de Voice of the Poor en el Medio Oriente, me gustaría ofrecer durante el Mes Nacional de la Pobreza, este mes de enero de 2018, esta reflexión sobre las personas que son pobres.
Primero, un recordatorio: pobre es un adjetivo. Por lo tanto, esta reflexión sobre la pobreza tiene que ver con las personas. Déjame que te cuente sobre 3 personas que conozco, a las que llamaría pobres.
Larry es una persona muy ordenada y limpia. Es bastante educado y puede ponerte la mirada más triste cuando te pide dinero. Él trabaja, y su esposa ha muerto. Él recibe el SSI (Ingreso de Seguridad Suplementario). Larry probablemente está en el extremo superior de la escala de retraso mental. Me llamaba de vez en cuando después de mudarse a Chicago. Larry pagaba demasiado por el alquiler.
Luego está Michael. Él también recibe el SSI. Tiene múltiples problemas de salud. Es muy agradable y hasta hace poco gastó 450 dólares de su cheque mensual de SSI (de 600 dólares) por una habitación para dormir, sin baño ni cocina. Cuando finalmente recibió la asistencia de alquiler de la Sección 8, consiguió un apartamento con un dormitorio, cocina, baño y sala de estar. Su salud es mala. Trató de volver a integrarse en la sociedad. Fue parte de mi red de apostolado de justicia. Su mente funcionaba bien cuando no está embotada de drogas y alcohol. Michael murió el año pasado.
Luego está el loco Karl. Karl era esquizofrénico y posiblemente maníaco. Una vez se arrodilló ante un crucifijo en mi oficina, me entregó un cuchillo y me pidió que lo matara. Drogas, alcohol y enfermedad mental. Mucha personalidad, pero a menudo con una mirada vidriosa en los ojos. Él salió del auto y fue asesinado.
Todos estos hombres son distintivos, tenían personalidad y vivían al margen de la comunidad. Los conocí porque vendrían a Catholic Charities pidiendo ayuda y dinero. En ocasiones me convertí en un prestamista que perdió dinero.
¿Qué quiere Dios para los Larrys y Mikes y Karls del mundo? ¿Respeto? ¿Responsabilidad? ¿Amor?
¿Qué me pide Dios? ¿Una mano ofrecida? ¿Voluntad de escuchar? ¿Una opinión crítica? ¿Dinero? Nuestro Dios es un Dios de abundancia (Jardín del Edén). «Pobreza», o estar al margen, es en gran parte una situación creada a menudo por ti y por mí de forma inadvertida y, a veces, a propósito.
Tú y yo somos complejos. Los numerosos estudios sobre por qué algunos tiene éxito y otros fracasan siempre producen «explicaciones» estimulantes: la falta de dinero, el lugar de nacimiento, la raza, la falta de conexión social, la falta de apoyo familiar, la ausencia de afiliación a la iglesia o la fe. En el libro «Bridges Out of Poverty» y la serie «Getting Ahead When Just Getting By» para salir de la pobreza (que muchos consejos y conferencias vicentinos usan para ayudar a nuestros amigos necesitados a entender su situación y encontrar una salida), la Dra. Ruby Payne señala cuatro razones principales por las cuales las personas se encuentran en la pobreza:
- Los comportamientos y elecciones del individuo;
- La falta o incapacidad del individuo para acceder al capital humano y social en la comunidad;
- La explotación; y
- Las estructuras políticas y económicas.
Todas son válidas. El problema está en cómo las ponderas. Mis amigos puntuarían alto en el primer y segundo punto, seguro. Pero de lejos es el número cuatro el que define los límites.
Es útil reconocer que el Gobierno proporciona la red de seguridad más grande (cupones de alimentos y asistencia para el alquiler a través de programas como la Sección 8, por nombrar unos pocos) para aliviar el dolor de los que están al margen. Considere por un momento que gastamos 49.5 mil millones de dólares en asistencia de vivienda para personas de bajos ingresos (2) y 70.9 mil millones de dólares en el Programa de Asistencia de Nutrición Suplementaria (SNAP) (3) y otros programas de asistencia alimentaria. La ayuda de todas las iglesias en los Estados Unidos no se acercaría a esa inversión. Luego, reflexione sobre nuestro presupuesto de 700 mil millones de dólares (1) para gastos de defensa y guerra, aproximadamente seis veces más de lo que gastamos en la asistencia de vivienda y la asistencia alimentaria combinadas.
Si preguntas la cantidad de personas en esta tierra de oportunidades que pasan de la clase baja a la clase media o incluso a la riqueza, la respuesta simple podría ser que si naces en una familia pobre, permanecerás en esa clase económica (4). Entonces, ¿qué debo hacer?
Bueno, sugeriría lo siguiente:
- Debo reconocer que no estoy listo para ser pobre. (5)
- Debo reconocer que las personas a las que llamo pobres tienen el mismo valor a los ojos de Dios que yo.
- Debo reconocer que la pobreza, la gente pobre, es una creación del hombre, no de Dios.
- Debo reconocer que la pobreza, tal como la conozco, puede eliminarse del mundo si estoy dispuesto a ser pobre.
Ahora puedes decir: «oh vamos, ¿en serio?»
Bueno, tal vez hay un nùmero 5. Debo reconocer que el requisito de ser hijo de Dios es que las personas de buena voluntad voten y actúen políticamente porque la razón por la cual algunas personas son pobres se debe a las reglas de nuestra sociedad: global y local.
Por ahora, no estoy listo para ser un fraile mendicante. Sin embargo, estoy dispuesto a pagar más impuestos para proporcionar un mayor crédito tributario por ingreso del trabajo o para proporcionar fondos para crear viviendas asequibles. Usted ve, tengo nietos que estarán agobiados por nuestro fracaso para encontrar el bien común.
Es por el bien común que todas las personas han de ser conducidas a la autosuficiencia. También está en el bien común que todas las personas tengan un hogar digno, una atención médica adecuada, un trabajo que les permita vivir, alimentos suficientes. Todas las personas:a los 7.3 mil millones que poblamos el planeta tierra.
Todo esto está en el bien común y se alinea perfectamente con mis valores católicos y vicentinos que reconocen a todas las personas como hijos de Dios y que, por lo tanto, tienen una dignidad intrínseca.
¿Dónde puedo comenzar, dónde podemos nosotros como Vicentinos comenzar? Podemos reconocer que los Larrys, Michaels y Karls de esta tierra son hijos de Dios. Nuestra voluntad vicenciana de visitarlos y ofrecer ayuda nos puede llevar, como católicos y como vicencianos, a dar el siguiente paso: abogar por el cambio. Pues tu y yo somos parte de la familia de Dios. Somos fundamentales para la solución.
Lo que se requiere de mí es más que un suspiro y un «¡qué cosa más horrible!».
Lo que se requiere de mí es la voluntad de abrazar la pobreza (no espiritual sino real), tanto dentro para mí como dentro de la familia del hombre/mujer que puede aliviar la pobreza de miles de millones en este planeta. Yo no puedo hacerlo solo.
Por favor oren por mí como lo haré por ti que todos dejemos que Dios salga de nuestros corazones para hacerlo.
David J. Dutschke es un líder de Voice of the Poor de la región del Medio Oriente que sirve en el Comité Nacional de Voice of the Poor de la Sociedad de San Vicente de Paúl. Vive en Louisville, Kentucky. David puede ser contactado en djdutschke@gmail.com
Notas
1 https://www.fcnl.org/updates/policy-bill-proposes-700-billion-pentagon-budget-rejects-efforts-to-rein-i n-wars-1141 Military war budget
2 https://www.hud.gov/fy2016budget section8
3 https://fns-prod.azureedge.net/sites/default/files/pd/SNAPsummary.pdf Snap
4 https://en.wikipedia.org/wiki/Socioeconomic_mobility_in_the_United_States
https://www.theatlantic.com/business/archive/2016/07/social-mobility-america/491240/ class mobility
5 Karl Rahner, Theological Investigations, Vol XIV (New York: Seabury Press, 1976), “La falta de preparación de los miembros de la Iglesia para aceptar la pobreza” pp. 260ss
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