Presentamos una nueva serie de cuatro videos, realizados por la Congregación de la Misión, donde se nos invita a continuar profundizando en el significado del carisma vicenciano, del que celebramos su 400 aniversario durante este año 2017.

“El amor es inventivo hasta el infinito” dijo San Vicente. Esto significa que no podemos repetir lo que se hacía en el pasado. Hoy las pobrezas se han multiplicado, debemos preguntarnos lo que haría hoy el Santo. Para responder, debemos tener el mismo corazón como el de San Vicente, un corazón apasionado por Dios y herido en amor por cada ser humano. Un corazón crucificado por cada hombre crucificado.

Transcipción del video:

Tomaž Mavrič, CM, Superior General: San Vicente de Paúl tuvo dos experiencias en su vida, al inicio de la vida sacerdotal en 1617, que cambiaron para siempre. Se encontraba en Folleville y unos meses después, en Châtillon. En Folleville fue la experiencia de pobreza espiritual. En Châtillon, la experiencia de la pobreza material, de la pobreza física. Y este fue el encuentro que tuvo Vicente en la aldea de Châtillon, en la parroquia, cuando supo que había una familia en dificultad, necesitada de ayuda, porque estaban enfermos. Necesitaban comida. Necesitaban medicina. ¿Qué hacer? Él respondió: nosotros tenemos que ir. Tenemos que visitarlos. Necesitamos ver cuáles son sus necesidades y luego ayudarles concretamente.

Andrea: Me llamo Andrea. Tengo 32 años. Esta es la segunda experiencia que estoy haciendo aquí. La primera la hice hace diez años. Tenía 20.

Alex: Mi nombre es Alex y soy de Ganha.

Abdula: Soy Abdula de Marruecos, no?

Andrea: Venia de la cárcel. Ya había cumplido tres años y cumplí el condena que me faltaba, aquí en comunidad. Digamos que hice todo a los arrestos domiciliarios, así que quería evadir lo que era el mundo, por otra parte, hacer las cosas serias, ¿no? Aún quería intentar… todavía buscando necesidades. No quería sin embargo, hacer sacrificios por mí, de todos modos, la gente está a mi lado.

Alex: Antes de venir aquí, era un borracho, alcohólico. Y era muy duro, ya sabes, algo malo para mí, porque no podía controlarme. No tenía ningún propósito. No sabía qué clase de persona era. Así que pedí ayuda y me indicaron este lugar, Comunidad en Dialogo.

Abdula: En comunidad, encontrarme, este estilo de vida, lleno de amor, me ha dado…, me ha salvado, me ha hecho nacer de nuevo, porque he sido una persona extinguida realmente, porque no me amo a mi mismo.

Andrea: Hace dos años que he regresado y hoy estoy bien. Lo debo a Matteo y a todos los trabajadores y a los muchachos que me han apoyado y han estado cerca. Estuve mal. Vine del hospital psiquiátrico. Pasé las penas del infierno, también porque no pertenecía, entonces estuve mal al inicio. Pasado un año, de todos modos, para tratar de entender a donde iba, y para afrontar el malestar y esas dificultades tomé un tiempo.

Abdula: Puedo conocerme. Puedo entender el bien y el mal. Tengo dentro ese espíritu de la comunidad. Es importante para mí ahora cada cosa que me pasa, que me hace estar mal, hago preguntas. Incluso si no encuentro las respuestas, hago preguntas. Es importante que yo siga adelante, superando ese momento, esa dificultad.

Andrea: He encontrado eso que cada persona desea en la vida, ciertamente, un gesto de amor, la cercanía de los otros, una sonrisa temprano en la mañana, las cosas dichas con verdad por un amigo, que tal vez en toda la sociedad entera está desapareciendo.

Alex: Después de un tiempo que estoy aquí, me he encontrado a mí mismo. Ahora algo que quiero es que todos sepan lo que hacemos aquí, hay algunos maestros que no los tenemos fuera de la comunidad. Ellos son mi escuela y biblioteca, ellos son una escuela de vida. Y nos enseñan cómo vivir, cómo ser, cómo ser alguien. Ser alguien. Ser un ser humano.

Abdula: Aquí he entendido, sin embargo, que antes veía a Dios como, que sólo ve lo que hago mal. En cambio, no veo a Dios así, aquí he entiendo que Dios es perdón. Dios es amor. Soy musulmán. Pero ellos me hicieron creer en Dios aquí en la comunidad, que Dios es grande. Dios es bueno. Dios es perdón.

Padre Matteo Tagliaferri, CM: Al principio pensé que el problema eran las sustancias. Eliminadas las sustancias, las drogas, se resolvía el problema. En cambio, inmediatamente, después de algunos días, llegaron otros jóvenes de dos hospitales de Roma. Comencé a notar que detrás de la dependencia, había una problemática,  una falta de autoconocimiento. Había dificultades con la realidad, con las relaciones. Entonces, comencé a entender, hablando con ellos, que juntos teníamos que construir algo que volvería a revivir a cada persona. Revivir dentro. Dentro, no huyendo más de la realidad, de las dificultades, de los problemas encontrados en la vida cotidiana.

Esos se convertían en un punto de partida para activar en ellos los recursos propios más grandes que hasta ahora habían sido atrofiados o perdidos o nunca desarrollados. Y me di cuenta del coraje que brotaba al contar historias de gran sufrimiento, al asumir una responsabilidad. Éramos los primeros en el primer mes, cuatro o cinco jóvenes y todos se involucraron. Quien que estaban en la cocina, quien que estaban tratando de lavar la casa y comenzar a dar vida a esa experiencia simplemente convirtiéndose en cotidiana y tratando de dar lo mejor de nosotros mismos.

Al principio, recuerdo que todos querían hablar. Uno hablaba, el otro hablaba, el otro hablaba y luego se ponían de acuerdo.  Pongámonos frente a un principio. Sobresalió el amor con respeto. Si hablas, te escucharé. Si hablo, te escucho. Y entonces las relaciones comenzaron a ir un poco más profundas. Y la experiencia de todos se convirtió en riqueza para el otro.  Se comenzó así. El primer mes no pensé en construir una comunidad, porque hice otra cosa.

La comunidad me había confiado algo. Pero allí, en ese momento, no podía no responder a las exigencias que llegaban de fuera. El primero, de un padre desesperado. El hijo iría a la cárcel. Los otros dos, de dos hospitales de Roma ya eran VIH positivos, ya enfermos, volverían a las calles. Y juntos comenzamos a construir. No imaginaba entonces, que Dios quisiera extender la Comunidad como lo estamos hoy en muchas partes del mundo, en Colombia, Perú, Argentina y Ucrania, una experiencia de trabajo en África, Nigeria. Pero todo esto, en el fondo, para que se permita que la persona, encontrándose, encuentre la mejor parte de sí mismo. Comenzaron a tomar el gusto de esta recuperación, más valor. Tan es cierto que llamé el primer centro con una palabra vicenciana, «Acogiendo más». El “más” es el «davantage» de San Vicente. «Aún más», le dijo a la reina a quien se dirigía, «que se levantaba en las mañanas temprano y hacía tantas cosas durante la jornada y todavía en la noche había algo para hacer. -Pero, ¿qué quieres hacer, señor Vicente? – le preguntó  la reina -. «¡Aún más, aún más!» Y ese ‘más’ quedó impreso en mí.

Enlaces al video en otros idiomas:

• English: https://youtu.be/fBM36iCYxLE
• Française: https://youtu.be/2P_uH6xLFqU
• Español: https://youtu.be/A4dkLP8XgD8
• Português: https://youtu.be/MmWs8GyAxUQ
• polski: https://youtu.be/uCHXBrLXlKE
• Italiano: https://youtu.be/HfoWUWMLjRg

Video gentileza de canal YouTube de CMglobal, realizado a partir de una idea del P. Luigi Mezzadri, CM, y dirigido por Piotr Dziubak.