La Congregación religiosa de las Hermanas Eucaristinas fue fundada por el padre Giuseppe Alloatti, Misionero Paúl, y por su hermana, Eurosia Alloatti, más tarde sor María Crsitina de Jesús. Giuseppe y Eurosia nacieron en Villastellone, Turín, en Italia, en la familia de Catterina Chicco y Pietro Alloatti, que ha dado a la Iglesia dos sacerdotes paúles y dos religiosas: una Sacramentina y una Eucaristina – Cofundadora.
El padre Giuseppe Alloatti nació el 20 de julio de 1857. A los veinte años entra en el Noviciado de la Congregación de la Misión de san Vicente de Paúl. El 24 de septiembre de 1882 fue consagrado sacerdote y fue enviado a Tesalónica, donde empieza un trabajo activo en la misión de los Misioneros Paúles. Se consagró por entero a la joven iglesia católica de rito bizantino (en esta época no se podía practicar dos rituales y él debía renunciar al rito latino), con el gran deseo de «hacerse todo para todos para ganar a todos». La ignorancia espiritual del pueblo, incluidos los sacerdotes, lo hacían sufrir mucho. Aún más le hería la ignorancia sobre la celebración Eucarística y sobre el mismo Sacramento del altar, al que él le gustaba llamar «mi Jesús Eucarístico«. Reza mucho y pide ser iluminado para poder ayudar al pobre pueblo. El 25 de agosto de 1884 hace el Vía Crucis en su iglesia de Tesalónica. En la cuarta parada, donde Jesús se encuentra con su madre, el Padre Alloatti se detiene por más de una hora. Le llena una gracia luminosa. Parece que Dios le habla. Entiende claramente que debe hacer una congregación religiosa local. Las Hermanas se llamarán Eucaristinas, y con oración y apostolado se ocuparán del «pobre, desconocido y abandonado Jesús Eucaristía en las almas y en las iglesias». La primera hermana sería su propia hermana Eurosia. Pero en ese momento él no cree. Al día siguiente todo se repite. Entonces el Padre Alloatti habla con su superior (el P. Agostino Bonetti), el cual esperaba con impaciencia este momento y le anima. Y así comienza todo.
Eurosia Alloatti nació el 4 de mayo de 1859. Siendo la mayor de las hijas, cuida a los pequeños de la familia y ayuda en todo, pero en lo más profundo de su ser quiere consagrarse a Dios. Se siente atraída por la vida contemplativa y al mismo tiempo expresa un espíritu apostólico.
Una vez recibida la invitación de su hermano para ir a ayudarle, quiere estar segura de que esto es la voluntad de Dios. Durante tres años reza, habla con su acompañante espiritual, con sus padres. Para la fiesta de María Auxiliadora del año 1887 Eurosia inicia una novena a la Virgen, pidiéndole una señal. Esta señal viene a través de Don Bosco, que le llama y le dice claramente: «has pedido una señal de la Virgen y te lo da a través de mí. Debes ir a Tesalónica y debes hacer todo lo que te dirá tu hermano». Siguen a esto meses difíciles, pero al final, completamente confiada en el Señor y llena de esperanza, marcha: es el 3 de febrero de 1888. El 13 de febrero llega a Tesalónica y es calurosamente acogida por la superiora de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, sor Elisabetta Pucci. En su comunidad Eurosia hace su «noviciado» y el 18 de abril de 1889, Jueves Santo, recibe el hábito religioso y el nombre de Sor María Cristina de Jesús. El 21 de abril, el gran día de la Pascua, que en ese año era el mismo día para católicos y ortodoxos, junto a cuatro jóvenes dan inicio a la Congregación de las Hermanas Eucaristinas. Sus nombres, Pulcheria, Irina, Eurosia, Teresa y Adele, forman en el pensamiento poético del Padre Alloatti la Piedad que ha marcado la vida de la nueva congregación, es decir, el sufrimiento, pero llena de esperanza.
De tal modo, absolutamente fieles a la Voluntad de Dios, hermano y hermana dan inicio a la Congregación religiosa de las Hermanas Eucaristinas, las cuales dedican toda su vida al Jesús Eucaristía. El P. Alloatti lo expresa así: «Jesús, no quedando satisfecho con esconderse bajo las especias sacramentales, quiere esconderse también bajo las especias humanas de la Eucaristía». *las hermanas unen el espíritu profundo de la oración y del apostolado. El P. Alloatti dice: «la Hermana Eucaristina debe unir a Marta y María, amando a su Esposo Eucarístico, no solo con la adoración, sino también con el servicio a su Persona en la persona del prójimo, en el cual debe ver a su Esposo Eucarístico». *la espiritualidad de las Hermanas Eucaristinas forma parte de la gran espiritualidad de San Vicente de Paúl, pero a la vez lleva en sí misma un elemento profundamente eucarístico. El P. Alloatti escribe: «(…) las Hermanas Eucaristinas son, para los orientales, aquello que las Hijas de la Caridad son para los Occidentales; no obstante, con una diferencia, que las Hijas de la Caridad aman, adoran y sirven al Jesús escondido, por así decirlo, en el cuerpo sufriente de su prójimo, para convertirlo y conducirlo a Él; mientras que las Hermanas Eucaristinas, hechas tabernáculos vivientes de Jesús Eucarístico, aman y sirven a su Divino Esposo en el propio corazón y lo llevan a todos los que todavía no lo conocen, de tal forma que le amen, le adoren y le sirvan». Esto abre un gran horizonte para su apostolado – estar siempre a disposición y al servicio del pobre y abandonado Jesús Eucaristía en las almas y en las iglesias. Su modelo auténtico es la Virgen María, a quien el P. Alloatti llama «la primera Eucaristina». María – tabernáculo viviente, porque ha levado en su interior a Jesús, y María – corredentora porque ha seguido a Jesús incluso hasta el Gólgota, bajo la cruz «sacrificando a su Hijo amado, al mismo altar, junto con la víctima Divina, ella se sacrifica a sí misma». Inspiradas por esta vida de la Virgen, las Hermanas Eucaristinas viven en oración, sacrificio y servicio, siempre presentes en la Iglesia. De ese modo hacen eficaz el Sacrificio Eucarístico a través de la adoración, la acción de gracias, la intercesión y la reparación.
Penetradas del espíritu de sencillez, humildad y caridad, con un profundo espíritu de sacrificio y unidad, siempre inspiradas por el Jesús Eucarístico, las hermanas «se vuelven sencillo instrumento, del que su Esposo Eucarístico se puede servir para unir a todos en una única Iglesia». La joven congregación se desarrolla rápidamente y las hermanas trabajan en los diversos pueblos. Las casas Eucarísticas se abren una tras la otra. El mismo año se abre también un orfanato bajo la protección de san José.
Un día, Eurosia Alloatti – Sor María Cristina de Jesús, cae del caballo y se rompe una pierna. Su situación empeora continuamente y se ve obligada a volver a Turín. Desde lejos, sigue siempre a sus hijas espirituales. El 26 de diciembre de 1920, totalmente dispuesta a la Voluntad Divina, se apaga como una vela eucarística en el hospital de las Hijas de la Caridad de san Vicente de Paúl. El 28 de julio de 2005 sus restos se llevarán de Turín a Sofía, donde se encuentran en la capilla de la Casa General.
El P. Giuseppe Alloatti continúa con la Hermanas Eucarísticas y los huérfanos en Sofía, siendo para ellos un gran sostén. Su estado de salud, sin embargo, no le permite quedarse mucho tiempo. En el año 1927, acompañado por el Monseñor Angelo Giuseppe Roncali (en ese momento Legado Apostólico en Bulgaria), vuelve a Turín, luego a Chieri, y queda allí. El 27 de marzo de 1933, rodeado de sus cohermanos, vuelve silenciosamente a la Casa del Padre.
La Congregación de las Hermanas Eucaristinas es una pequeña congregación local con derecho diocesano. La Casa General se encuentra en Sofía, Bulgaria. En Macedonia hay una Provincia con Casa Provincial en Skopje. Hace algunos años se ha abierto una misión en Bilki, Zakarpattia, Ucrania, en la cual de momento estamos ausentes. Por todos lados las hermanas se ocupan de los altares y las celebraciones de modo que todo sea digno para Jesús Eucaristía. En las parroquias están activas en la pastoral y en la catequesis, para que Jesús Eucaristía sea centro de la vida de cada cristiano; trabajan con los jóvenes según el programa local, organizan grupos de oración, ejercicios espirituales, campos de servicio. Son testimonio entre los que aún no conocen a Dios. Todas las formas de trabajo social y misericordioso son para ellas el modo preferido para servir a Jesús Eucaristía, presente en los pobres y abandonados. En Gevgelia, en Macedonia, hay un asilo donde las hermanas prestan un servicio a muchas familias desde hace muchos años; en Skopje dos hermanas trabajan en Cáritas. Hay hermanas que trabajan en los hospitales como enfermeras y una es doctora. En Sofía, después de los cambios políticos, en diversos modos, las hermanas ayudan a los niños y jóvenes en dificultades a poder continuar sus estudios, sirven a personas solitarias, enfermas, refugiados. Desde el año 2000 existe el centro médico «Juan Pablo Segundo», abierto a todos, pero de forma particular para prestar a los pobres y necesitados una buena consulta médica, cuidado adecuado y medicamentos, todo gracias a la generosidad de sus benefactores. De nuevo gracias a los benefactores, desde octubre hasta abril, tres veces a la semana, se sirve una comida caliente a más de 350 personas, tanto refugiados como búlgaros. Siguen llegando ayudas humanitarias que se distribuyen por toda Bulgaria entre los más necesitados. En su apostolado, las hermanas sirven siempre a Jesús Eucaristía, desconocido, pobre y abandonado, presente en las almas, buscando reunir a todos con Él, darlo a conocer, amarlo y adorarlo.
Hoy, las Hermanas Eucaristinas, que siempre hemos estado en el territorio de Bulgaria y Macedonia entre los pueblos que han sufrido años de guerra y régimen comunista, damos gracias al Señor, que nos ha dado la posibilidad de renovar el contacto con la Congregación de la Misión. Nacidos en el espíritu de san Vicente de Paúl, en el mismo 400º aniversario del carisma vicenciano, estamos felices de hacer nuestro paso junto a la Congregación de la Misión para el inicio de un canónico para la glorificación de nuestro amado Fundador y su cohermano, el Padre Giuseppe Alloatti CM.
¡Sea siempre loado, amado y adorado Jesús en la Santísima Eucaristía!
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