Seguimos pidiendo la protección de nuestra casa común. El mes de junio ha acogido la Conferencia de alto nivel de las Naciones Unidas para Apoyar la Implementación del Objetivo de Desarrollo Sostenible 14: conservar y utilizar de manera sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible.

Esta conferencia tuvo lugar del lunes, 5 de junio, al viernes, 9 de junio, en la sede de la ONU en Nueva York. Fue organizada conjuntamente por los gobiernos de Fiji y de Suecia. La conferencia tuvo como objetivo el fomentar la implementación del ODS 14, poniendo de relieve siete temas.

RESULTADOS

Al final de la reunión de cinco días, los Estados miembros acordaron un conjunto de medidas destinadas a ser implementadas urgente y colectivamente, para revertir el declive de los océanos. La ONU también recibió más de 1.300 compromisos individuales o de grupo para tomar medidas para proteger los océanos.

IMPORTANCIA DE REDUCIR EL USO DE PLÁSTICOS

Comúnmente llamada la «Conferencia de los Océanos», la reunión suscitó muchas respuestas acerca de cuán exitante fue y cuánto aprendieron los participantes sobre temas clave, a través de paneles de discusiones, exhibiciones, experiencias de realidad virtual, materiales educativos y mucho más. Las criaturas marinas (como el atún, el caballo de mar y las ballenas), vestidas con desechos marinos, se exhibían a la entrada de la ONU, ofreciendo un recordatorio visual de la plétora de plástico que fluye en las aguas del mundo.

La importancia de reducir el uso de plásticos y otros contaminantes fue uno de los principales mensajes de la conferencia. El presidente de la Asamblea General, Peter Thomson, señaló que el equivalente a un camión de basura se descarga en el océano cada minuto.

VERDADERO DIALOGO EN COLABORACIÓN

Fue un verdadero diálogo en colaboración, que se ocupó no sólo de la basura marina, sino también de la gestión, protección, conservación y restauración de los ecosistemas marinos y costeros. También hubo un fuerte impulso para minimizar y reducir la acidificación de los océanos. Cuando el dióxido de carbono entra en el océano, cambia la química del agua, resultando en una mayor acidez. Ese cambio afecta gravemente los procesos biológicos, que pueden afectar fuertemente los ámbitos socioeconómicos.

SOBREEXPLOTACIÓN PESQUERA

El abordaje de las pesquerías estresadas también fue un tema común. Según el Fondo Mundial para la Naturaleza, más del 85 por ciento de los bancos de pesca del mundo han sido llevados a sus límites biológicos, o más allá de ellos, y necesitan planes de manejo estrictos para restaurarlos.

LA ECONOMÍA AZUL ESTABILIZADA

Entre los populares eventos paralelos, se realizaron los de la «Economía Azul», centrados en aumentar los beneficios económicos de los océanos a los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID) y a los países menos adelantados (PMA), pero de manera sostenible. El concepto proviene de la idea de que con extensas áreas marinas, para muchos PEIDs la base de recursos futura es predominantemente marina.

También se hizo un fuerte llamamiento para mejorar la conservación y el uso sostenible de los océanos y sus recursos mediante la aplicación del derecho internacional, como se refleja en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS).

TRASFONDO

En septiembre de 2015, los Jefes de Estado y de Gobierno adoptaron «Transformar Nuestro Mundo» —la Agenda 2030 sobre Desarrollo Sostenible— que incluye el objetivo específico 14, relacionado con el agua. Una reunión preparatoria para la Conferencia de los Océanos se llevó a cabo en la ONU en Nueva York, en febrero.

El cardenal Peter Turkson en la reciente Conferencia de la ONU sobre los Océanos (Fotografía: Holy See Mission)

Junto a esto, el Papa Francisco nos convocó a cuidar nuestra casa común en Laudato Si. Esta conversión ecológica sugiere una serie de actitudes que juntas fomentan un espíritu de generosidad y cuidado, lleno de ternura. En primer lugar, implica gratitud, un reconocimiento de que el mundo es un don de Dios, y que somos llamados silenciosamente a imitar la generosidad de Dios en el auto sacrificio y las buenas obras (ver Mateo 6: 4: «Tu padre, que ve en secreto, te recompensará.») También implica la conciencia amorosa de que no estamos separados del resto de las criaturas, sino unidos en una comunión espléndida y universal. Desarrollando nuestra capacidad individual, dada por Dios, la conversión ecológica puede inspirarnos a una mayor creatividad y entusiasmo en la resolución de los problemas del mundo.

Como ciudadanos y como Iglesia, estamos llamados a responder al grito de la Tierra. El cardenal Peter Turkson, que presidíala Delegación de la Santa Sede en la Conferencia de los Océanos, nombró algunos principios fundamentales interconectados para guiar el cuidado del medio ambiente en general y de los océanos en particular. Señaló que el imperativo moral de cuidar nuestro medio ambiente abarca la ecología ambiental, económica, social, cultural y del día a día. El bien común, la justicia intergeneracional y un enfoque integrado para encontrar soluciones que combinen lo ético y lo ambiental también son críticos, dijo. Destacó la importancia de la educación y la necesidad de diálogo para la colaboración a todos los niveles. El Cardenal nos desafió a ser administradores responsables del presente y el futuro del vasto reino azul que es el don de Dios.

¿Qué podemos hacer?

Es evidente que gran parte de los desechos marinos se originan en la tierra. Por lo tanto, es vital la reducción de nuestro uso de plásticos y el compromiso de minimizar nuestra basura. También podemos eliminar nuestra basura cuando pasamos días en la playa. Además, podemos alentar a los líderes a reducir las emisiones de carbono para ayudar a reducir la acidificación de los océanos. Y podemos evitar comer los tipos de pescado que corren peligro y no están en el suministro sostenible.