Día Vicentino de ayuno y oración/reflexión — Martes 20 de diciembre 2016
Feliz espera de adviento — Enseñando a los demás — ¡El espíritu de Dios está en nosotros! — Los Vicentinos ayunamos y somos pacientes
Feliz espera de adviento — Parte del conflicto que sentimos cuando conocemos a otras personas en su jornada, si ellos están en la cárcel o afuera con su familia —nosotros queremos que ellos estén donde nosotros estamos en nuestra jornada—. Cada vez estamos más cerca de la celebración de la navidad y del nacimiento de Jesús. Es todo un reto esperar pacientemente. La tercera semana es mi favorita. Trato de llenar mi vida y la de los demás con alegría. He tenido una experiencia muy alegre en la jornada de esta tercera semana mientras hacían estas navideñas y recibí muchas donaciones después de una homilía. Hay 30% más de personas necesitadas y tenemos 40% menos dinero, así que estuvimos muy agradecidos de la ayuda de empresas, especialmente del restaurante de mi hijo, que adopta 10 familias cada ano, pero este año adoptamos 19. Hasta mi odontólogo donó para las cestas. La semana estuvo llena de alegría y la espera fue una bendición. Ahora vamos por la cuarta semana. Esta semana y la próxima rezamos por la paz mientras encendemos dicha vela. Que usted y los que servimos sientan la paz a su alrededor siempre.
Enseñando a los demás — Siempre es bueno enseñar a los demás. Yo me siento muy bendecida de haberlo hecho en el sistema de escuelas católicas, la diócesis católica y mi parroquia. Uno suele no saber el impacto que produce; pero luego se escuchan historias de personas a todos los niveles. Hoy no es diferente en lo que tratamos de transmitir. El producto es el mismo. Somos muy amados y Dios está con nosotros. Es una verdadera bendición darles la bienvenida a los refugiados e inmigrantes. Les mostramos nuestro amor y nos volvemos amigos. No es algo sobrecogedor porque lo hacemos lentamente, pero sí marcamos la diferencia y sentimos su amor. Es la bondad de Dios. No necesariamente profesamos la misma fe, pero después de un rato nos sentimos cómodos rezando juntos. Ensenamos a los demás sobre la bondad cuando los ayudamos. Así aprenden que debemos ayudar a los más necesitados. Mi regalo —aunque no es que lo esté esperando— es que 2 de nuestros amigos de la lista de los más necesitados han devuelto la bondad de de Dios ayudando a otras 2 familias. Esto es un agradecimiento a Dios. Es una verdadera bendición.
¡El espíritu de Dios está en nosotros! — Señor, “sí” te quiero dar mi amor incondicional. Encuentres en mi una tierra fértil para sembrar y cosechar Tu proyecto amoroso. Planta Tu espíritu en mi, para poder dárselo a los demás. Aun los peores tiempos se convierten en grandes bendiciones si las dejamos unirnos a Jesús, así que no nos quejamos. Es una alegría ayudar a los demás tanto en los malos como en los buenos tiempos. Su espíritu esta en nosotros y Dios nunca nos abandonará. Comparados con la eternidad, nuestros problemas son muy pequeños, de hecho, mínimos. ¡Dios hará buen uso de todos ellos para nuestro beneficio! Él vence al demonio haciendo que salgan bendiciones de eso. Con Cristo e imitando como sufrió por amor a los demás, le ofrecemos a los demás lo que nuestro trabajo duro nos ha ensenado, así nuestros sufrimientos se convierten en ministerio. Nuestros sufrimientos encuentran un significado que produce alegría y se multiplica más allá de lo inimaginable. Sienta el espíritu de Dios a través del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. La Santísima Trinidad nos respalda.
Los Vicentinos ayunamos y somos pacientes — Debemos ser pacientes mientras esperamos porque el Señor convierta nuestros caminos en triunfos. Tenemos que mantener la actitud alegre y se firmes en nuestra fe, sin dudar que el Señor está preocupado por nosotros. Y no nos debemos quejar porque eso significa que nosotros pensamos que nosotros sabemos mejor que Dios cómo y cuándo deben ser resueltos nuestros problemas. A Dios de verdad le interesa y por supuesto que está trabajando por nosotros para producir muchas bendiciones de nuestros sufrimientos, justo como Jesús dice en el evangelio: “Bendito sea el que no se ofende en Mi”. Ayunamos cada vez que podemos. En mi opinión, el mejor ayuno es el del chisme y el enjuiciamiento. Debemos mantenernos del lado de Dios, o sea, ayunar de todo lo que nos aleje de Él. Nuestras escrituras revelan las bondades de Dios en nosotros. Sea paciente siempre que sirva a las ovejas y cuide al rebaño. Estamos bien protegidos con Su paciencia y amor.
Bendiciones,
Lynn
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