Cuarto Centenario del nacimiento del carisma vicenciano: celebrar este acontecimiento histórico como un tiempo especial de gracia y renovación

En 2017, la Iglesia y, en particular, la Familia Vicenciana celebran el 400 aniversario del nacimiento del carisma vicenciano. Esta celebración es una ocasión significativa, que puede ser un momento muy especial para iluminar y revitalizar la misión vicenciana de servicio a los pobres.

1. Es importante celebrar esta significativa fecha vicenciana, como un tiempo especial de gracia, encontrando en ella luces y fuerzas de vitalidad y de renovación de la misión vicenciana en estos tiempos actuales de crisis, desafíos y posibilidades. En un artículo sobre el tiempo del Papa Francisco, P. Manoel Godoy presenta varios significados del tiempo[1], apoyados en las reflexiones del teólogo Albert Nolan; creo que aquí tenemos una clave rica para la comprensión y la celebración del 4º. Centenario del nacimiento del carisma vicenciano:
   1. Concebido como un espacio vacío, medido y numerado, el tiempo es chronos; es el tiempo del calendario, cuantificable, situado en la historia y lleno de acontecimientos más o menos importantes.
   2. El tiempo también es kairós; en la mitología griega, kairós era hijo de chronos, dios del tiempo y las estaciones. Kairós expresaba una idea metafórica del tiempo, haciéndolo indeterminable e inmensurable; es el tiempo entendido en su calidad, un momento único, favorable y oportuno para llevar a cabo algo específico. En la literatura bíblica, significa un acontecimiento importante y nuevo para el pueblo de Dios; es una gracia especial y la encarnación del Verbo es el ejemplo máximo de kairós.
   3. El tiempo también puede ser escaton, es decir, un evento que se establece en un futuro próximo, una acción de Dios que determina la calidad, el ambiente moral y la seriedad de nuestro tiempo presente; en la literatura profética, que es el día o el tiempo del juicio, haciendo que el escaton sea una buena noticia para los pobres y una ruina para los ricos e injustos; a la luz de la Pascua, es un abrir las puertas a una nueva era, es también un kairós, una oportunidad para la conversión y la alegría ante la liberación y la gracia de Dios.
2. El 4º. Centenario del nacimiento del carisma vicenciano, relacionado, comprendido y llevado a cabo dentro de estos tres significados del tiempo, puede y debe ser un evento con muchos frutos de misión y de caridad.
   1. El 4º. Centenario es un evento cronológico: durante un año, recordar, profundizar y celebrar los dos importantes acontecimientos históricos vividos por San Vicente de Paul, en 1617. Los acontecimientos de Folleville (el primer sermón de la misión) y de Châtillon (la organización de la caridad) fueron dos experiencias especiales y complementares que, desde el descubrimiento del abandono pastoral y social de los pobres campesinos en Francia durante el siglo XVII, le revelaron una nueva comprensión de la realidad, de su fe y su sacerdocio. Fueron dos experiencias decisivas que le posibilitaron descubrir, acoger e profundizar una gracia especial (carisma) concedida por el Espíritu para responder de modo concreto e innovador a la llamada de Dios. El 4º. Centenario es tiempo para conocer y profundizar el conocimiento de la experiencia histórica del P. Vicente, su riqueza evangélica, su expansión y su encarnación histórica a lo largo de 400 años; es hora para, a ejemplo del P. Vicente, conocer bien y de modo solidario la realidad actual de los pobres y evaluar las experiencias históricas vicencianas; es el momento para agradecer el don del carisma, dentro de un esfuerzo serio para fortalecer y actualizar los compromisos del P. Vicente, que son abrazados por sus seguidores a lo largo de la historia.
   2. La celebración del 4º. Centenario es un tiempo oportuno, kairológico, para visitar Folleville y Châtillon, es decir, rehacer y actualizar, existencial y espiritualmente, la experiencia espiritual hecha por San Vicente. En la fe, él desarrolló un profundo encuentro con Jesús que cambió su vida: Jesús fue enviado por el Padre para evangelizar a los pobres, está presente en los pobres sufridos y abandonados y llama a la misión y la caridad. Por vocación y gracia de Dios, San Vicente abrazó como ideal de vida, como su primer y definitivo amor, a Cristo evangelizador de los pobres, amado y servido a través de una vida totalmente consagrada en la misión y la caridad junto a los pobres. El 4º. Centenario es tiempo oportuno para volver a las fuentes y descubrir el vigor y la novedad del carisma vicenciano, profundizando la experiencia del encuentro con Cristo evangelizador de los pobres, como condición esencial para experimentar la vitalidad de la vocación vicentina. Es tiempo kairológico para que las personas y las comunidades puedan recuperar la vitalidad del carisma, superar la rutina y los desgastes o equívocos históricos e introducir de forma creativa en la historia la novedad de la herencia carismática recibida de San Vicente. Es un momento adecuado para la FV ponerse en la dinámica de conversión continua: participar con más asiduidad en la escuela de los pobres, escuchar sus gritos, encontrarse de forma siempre nueva con la inspiración mística y carismática de San Vicente y, a la luz del Espíritu y de las nuevas exigencias históricas, reafirmar constantemente esta inspiración como orientación de su vida y obra.
   3. La celebración de los 400 años del nacimiento del carisma vicenciano nos plantea la necesidad de una evaluación profunda de la vivencia y la asimilación del carisma vicenciano, con vistas a construir un nuevo tiempo de esperanza y compromiso renovado y creativo en el servicio vicenciano a los pobres. Es un momento de abrir las puertas a un tiempo futuro de mayor compromiso profético en la construcción de una vida justa y digna para los pobres. Las experiencias de Folleville y Châtillon llevaron a San Vicente a leer la realidad a la luz de la fe y a profundizar su fe a la luz de la realidad. Esta experiencia lo llevó a realizar varias rupturas concretas en su vida y a proyectar una nueva presencia en la realidad social y eclesial de su tiempo, con nuevas motivaciones, nuevos compromisos y nuevos trabajos, vividos en una profunda pasión por Cristo en el pobre. El 4º. Centenario es momento para, con renovada y activa esperanza, soñar, unir fuerzas, gestar y crear un tiempo nuevo de encarnación del amor preferencial de Cristo por los pobres, según el ejemplo y el espíritu de San Vicente. Es tiempo para desarrollar un esfuerzo serio de discernimiento para garantizar la fidelidad, sin caer en la tentación de repetir el pasado, de acomodarse o cerrarse en actitudes y prácticas incompatibles con las exigencias actuales del carisma vicenciano. Es tiempo oportuno para renovar y configurar decididamente la misión vicenciana ‘en el movimiento de la misericordia’. Es un momento privilegiado para, en un mundo marcado por el fin de las utopías y la presencia de la cultura de la apatía y del individualismo consumista, renovar y abrazar la utopía del Reino que pertenece a los pobres.

La celebración del 4º. Centenario no sea sólo un momento histórico, cronológico, realizado con muchas fiestas y actividades y que se agota en un año. Sea un tiempo especial de gracia para que la Familia Vicenciana se renueve y se fortalezca en la razón principal de su existencia y construya un futuro evangélicamente fecundo de caridad y de misión, para el bien de los pobres y la gloria de Dios. ¡Este Centenario sea para toda la Familia Vicenciana un tiempo de crecimiento en la fidelidad creativa, y  que ella «no se enfríe en su primer amor» (cf. Apc 2, 4)!

Autor: Pe. Eli Chaves dos Santos, CM
Belo Horizonte – MG (Brasil)

[1] Tempos e Temas de Francisco, em Iprosul, Ano XLII, n^o. 190, abril-junho de 2016, p. 14-19