Pasa de una persona a otra, generalmente con una esperanza y una oración.
La propagación temprana de la Medalla fue un esfuerzo humano para compartir algo de valor con los amigos —creyentes y no creyentes por igual—. La Medalla Milagrosa continúa siendo compartida persona a persona, y amigo a amigo. Y, finalmente, fue una «explosión» social.
El 25 de marzo de 1931 el Santo Padre dio permiso para el establecimiento de la Asociación en cada parroquia e institución, a petición del párroco o Capellán. Es, por lo tanto, mundial ahora.
Esta es, muy resumida, la historia del origen, el crecimiento y la posición actual de la «Asociación de Hijos e Hijas de María Inmaculada». Desde sus humildes comienzos en la escuela de las Hermanas de París, creció hasta los 200.000 miembros activos en 1933. ¿No dijo Nuestra Señora que le daría muchas gracias? En esa promesa y su cumplimiento, encontramos el secreto del éxito de la Asociación, que la caracterizó desde sus inicios.
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