Día Vicentino de ayuno y oración
Martes 5 de julio de 2016

Sea un signo — La formación de cada día — Oración Vicentina — El corazón puro Vicentino

Sea el signo — Nosotros, como Vicentinos somos un signo para otros. No necesitamos predicar, pero debemos ser el signo. Llamados como Vicentinos somos el signo del amor de Dios a la gente, independientemente del color, credo o religión. Estamos aquí para guiar a la oveja perdida de Jesús y Lo servimos en ella. Sentimos su dolor y escuchamos su historia. El Señor está ahí para ellas y nosotros también. Somos el signo. Nuestro cartel grita “Bienvenidos”, “¿Cómo lo puedo ayudar?”. Debemos tomarnos el tiempo de ver a Jesús. Miedo y dudas matan la energía. Estamos llamados a ser el signo y eso significa que somos creyentes. Creemos que Jesús es servicio a los pobres, creemos en la resurrección, y el precioso Pan y Vino. Creemos que en la Palabra de Dios no hay dolor y para lograrlo estamos llamados a ser el signo de Jesús, el dador de vida. Sabemos que hay dolor y sufrimiento en todas partes, incluso en nuestras mismas casas. Traiga el signo de esperanza de Cristo, el amor, las bendiciones, la alegría y la misericordia en cada visita. Creemos porque hemos sido evangelizados. Este suele ser un término complicado, pero eso somos: creyentes del Evangelio. El Evangelio nos dice todo lo que sabemos y como vivir. Debemos leer la biblia diariamente y vivir el Evangelio. Póngase el signo de un creyente sin palabras, pero con acciones de servicio a los pobres frente a nosotros. ¡Somos el signo!

La formación de cada día — Debemos apoyar la preparación de los nuevos miembro Vicentinos. Debemos enseñar y actuar como una familia Vicentina. Debemos decir como servimos y tratamos a los pobres como amigos. Cuando un amigo esta en problemas, uno de verdad se preocupa. No los criticamos o juzgamos. Tratamos de ayudar. Nos aseguramos que nuestra familia Vicentina está de acuerdo con el beato Frederic Ozanam. Se trata de la espiritualidad, espiritualidad Vicentina. Debemos estar preparados no solo para dialogar; sino para escuchar cuidadosamente a los pobres. Llevarles comida no es suficiente. Debemos sentarnos a escuchar sus historias y ayudarlos a encontrar soluciones. Antes de cada visita, pedimos intervención Divina, así que rezamos. Visitamos en parejas. Lo más importante es escuchar. También puede explorar la casa para entender mejor quienes son  aquellos que servimos como  amigos. No hay que ser tan serio. Usted puede preguntar si tienen algún pasatiempo o libro favorito, o programa. Entonces empezamos a crear la oportunidad para marcar la diferencia en sus vidas y nos son nuestras ideas; sino las suyas. Ahora estamos trabajando como equipo.  Mientras vamos a casa, rezamos por nuestros amigos y les hacemos seguimiento para ver cómo les está yendo. Así tratamos a nuestros amigos. Enséñense esto unos a otros cada día y nunca se espante por la re-formación.

Oración Vicentina — Rezar no es algo que nosotros haceos por Dios; sino algo que l hace  por nosotros.  En el dialogo con Dios, Dios nos hace más sensibles a Su presencia, a Su movimiento en la historia. Dios nos pregunta, nos fortalece y nos señala el camino de amor, la justicia y la libertad. Él está de nuestro lado. Dios nos guía por el mundo e la persona de Jesús; Dios se inserta en nuestro mundo como hermano y salvador. Dios no nos salva desde arriba, ni desde afuera; sino como parte de la humanidad. Se debe decir, la espiritualidad Vicentina no es una serie de referencias a las escrituras de nuestro Santo Fundador; tampoco es una oración, o unas virtudes, o unos trabajos, o unos actos de lástima. La espiritualidad Vicentina es más bien el seguir a Jesús presente entre los más pobres y excluidos de la sociedad. Ciertamente todas esas otras realidades tienen su lugar, pero sólo en la medida en que nos ayudan a seguir a Jesús, evangelizador de los pobres. Para servir y para pastorear a todos los pobres, sin importar credo, etnia  o extracto social, estado de salud, generos o posición política. Nuestro papel es amar y servir a Jesús a promover Su dignidad y avance de acuerdo con los valores cristianos y la filosofía de la Sociedad expresada en La Regla. Después de leer nuestra misión, valores y visión, yo creo que lo que nosotros hacemos como Vicentinos puede ser simplemente explicado en 2 palabras…Discipulado y pacto.

El corazón puro Vicentino — Crea en mi un corazón puro (Salmo 51:12). Desde el principio de la Creación, el hermoso plan de Dios para el amor humano fue inscrito en el corazón y el cuerpo humano, “Hombre y mujer Él los creo” (Génesis 1:27). Estamos llamados a “Darle la bienvenida al extraño” como hacemos con nuestro corazón puro Vicentino. O estamos llamados a moldear al extraño; sino a recibirlo. El corazón puro que Dios nos regalo nos permite hacer esto. Sabemos que hemos sido creados todos iguales, así que Dios nos ama por igual. El nos ama a todos, santos y pecadores, y nosotros estamos llamados a hacerlos también. Cuando visitemos a los presos aprendemos mucho de ellos. Ellos quieren estar libres de pecado y suelen pedirnos que les mostremos el camino para limpiarles el corazón. Los miramos con amor para ver a Jesús en ellos y darnos cuenta de que de verdad quien un corazón puro. A veces toma tiempo, así como nos lo tomo a nosotros. Debemos amar por igual a todos. Los vemos tan puros como Dios los creo y los ayudamos a través de sus dudas y errores. Todos hemos cometido errores y aún en nuestros propios errores, Dios nos ama. Él también ama a los que servimos aun en sus fallas. Los levantamos hacia Él en cada visita, Confiamos en Dios para que nos guíe darle la bienvenida al extraño y darles Su amor. Éste es un regalo poderoso y solo puede traer amor. Así que rezamos antes de cada visita apara tener un corazón puro. Los pobres son frágiles, pero también pueden ver un corazón falsamente puro. No los podemos engañar. Debemos ser honestos y mostrarle es Evangelio con nuestras acciones. Ellos reaccionaran a su amabilidad y amor, pero se esconderán ante un corazón impuro o u amor falso. Usted tiene el don y as herramientas, úselas sabiamente.

Rece por toda nuestra familia Vicentina, nuestros jóvenes y los que servimos. Necesitamos esas oraciones todos los días. Nuestro trabajo está basado en oraciones; necesitamos al Trinidad con nosotros todo el tiempo.

Bendiciones, Lynn.