Mary Arczynski, Voluntaria Vicenciana en Colorado Vincentian, habla sobre la justicia…

En la escuela, descubrí mi pasión por mejorar nuestras estructuras sociales; pero, en mi último año, me sentí insatisfecha con solo la mera discusión y me sentí impelida de actuar, a «hacer» algo por todas las injusticias sociales sobre las que yo estaba aprendiendo. Especialmente durante los cursos de economía, parecían abrumadoras muchas discusiones sobre las políticas adecuadas para redes de seguridad social, para Medicaid, Medicare, Seguro Social, etc…, en términos de mi incapacidad para ayudar a todos. Demasiados de estos programas parece que solo pusieran una tirita en una profunda herida que necesita puntos, sutura que nadie está dispuesto o es capaz de pagar. En mi aprendizaje sobre la injusticia, y al no saber cómo ayudar a los marginados, muchas veces sentí con un profundo sentimiento de desesperanza. Este estudio me llevó a mi pasión por la igualdad de la educación.

Hay muchos factores que afectan a la educación de un niño, fuera de la institución pública de la escuela —incluir a los padres o representantes legales que apoyen, la presencia o la ausencia de sucesos traumáticos en la infancia, la seguridad, la nutrición, la cantidad de educación recibida por un niño de mano de sus padres, etc.—, y podría decirse que esos son factores por los que la sociedad no tiene que «pagar», en términos de educación. Sin embargo, cuando se piensa realmente de ello, la educación lo es todo a la hora de prevenir que se forme una herida profunda, de modo que no se tenga que usar nunca una tirita, y los sistemas escolares no son iguales en términos de financiación, ni son equitativos. La educación se supone que debe dar a todos oportunidades, y además, si se hace correctamente, da a las personas la conciencia para abogar por sí mismos. Una educación beneficiosa permite a los marginados el mejorar su situación y convertirse en miembros activos de la sociedad, pudiendo interactuar con orgullo y mutuo respeto.

La educación es lo que convierte la ira, la violencia y la desesperación hacia una determinada situación, en sólida esperanza por algo mejor. En verdad, piensa en la primera vez que aprendiste a leer una palabra, tu primer libro o tu primer ensayo académico que abrió una perspectiva completamente nueva de la vida. La educación permite al individuo hacer eso continuamente durante el transcurso del día. Imagina el impacto de una estructura educativa exitosa por todo el país. Una en la que cada alumno y cada escuela tenga un personal adecuado, libros de texto, tecnología y oportunidades.

Toda persona que trabaje en una profesión que aboga directamente por los marginados sabe que muchos temas de justicia social se entrelazan. No se puede hablar de la injusticia en la educación sin hablar de la pobreza, y no se puede hablar de pobreza sin hablar de la injusticia racial. Pero realmente creo que el primer paso pragmático para la mejora positiva a largo plazo de los muchos temas de justicia social en nuestro país comienza con proveer de una educación equitativa a los niños.

Mary Arczynski es graduada de la Universidad James Madison con un doble título en Inglés y Economía. Actualmente está trabajando de voluntaria con los Voluntarios Vicencianos de Colorado.

Fuente: Catholic Volunteer Network Blog.