Día Vicentino de ayuno y oración
Martes 22 de marzo de 2016
A los Vicentinos nos importa – Los Vicentinos traen misericordia – Perdonar es poder – Vicentinos validados por Dios
A los Vicentinos nos importa – Identificar los más desvalidos entre nosotros y llegar a ellos es buen ejercicio cuaresmal. Como Vicentinos nos importa. A Jesús le importa y nos ha llamado para que nos ocupemos en su lugar. Nosotros somos los brazos, las piernas y los corazones de Jesús. Frecuentemente somos el único Jesús que nuestros amigos tienen y nos necesitan. Por esos estamos llamados a rezar. Cuando tomamos decisiones difíciles, debemos rezar. Nos estamos haciendo nuestro trabajo, sino el de Dios. Es algo que siempre hacemos, pero durante la cuaresma y este Año de la Misericordia estamos más pendientes al examinar nuestro servicio y nuestras deficiencias. Esos que Jesús pone ante nosotros se sienten muchas más insignificantes. Ya yo no soy presidente, pero cuando lo fui solía detener reuniones para rezar. Necesitamos a Dios más que a nada cuando estamos tomando decisiones. ¿Cuándo se ha sentido solo e insignificante? Quizá usted se ha enfrentado a una multitud condenadora. ¿Entonces ha vuelto a tratar a los demás como si no importaran? Si, ninguno de nosotros puede lanzar la primera piedra. (Mateo 25) «El mas desvalido de estos.» La recipiente de la compasión de Cristo en esta historia fue considerada como no merecedora de vida. Primero que todo fue una mujer, lo cual significaba que ella inferior a los hombres en sus sociedad. Ella era una pecadora y merecía castigo. Ella fue una sola persona enfrentando una multitud condenadora ¿Cuánto más “desvalida” puede estar alguien? Cuando nos llamaron a servir, hicimos un compromiso de identificar a los desvalidos entre nosotros y de llegarles, es un buen ejercicio cuaresmal, pero solo si la intención es hacerlos un hábito para todo el año. Somos servidores todo el año y nos importa como le importa a Jesús.
Los Vicentinos traen misericordia – Necesitamos permitir que la misericordia de Dios lo cure a usted primero. Solemos estar tan ocupados curando a los demás que nos olvidamos de nosotros mismo. Es mucho más fácil dar misericordia cuando la tenemos dentro de nosotros. Nunca esté tan ocupado como para parar y permitir que la misericordia de Dios entre en usted. Valdrá la pena para usted y los que usted sirve. También sabemos y ciertamente practicamos el perdón durante la cuaresma. Es una de las cosas más difíciles. Aprenda a hacerlos fácil. Cuando lo logremos, sentiremos la libertad que Dios quiere para nosotros. Tome ese nuevo sentimiento para servir a nuestros amigos, porque sabemos que a veces también debemos perdonarlos a ellos. También conocemos las palabras de San Vicente y si no, deberíamos. “Verás que la caridad es una carga pesada, más pesada que la olla de sopa y la cesta llena. Pero tú mantendrás tu gentileza y tu sonrisa. No es suficiente dar sopa y pan. Esto lo pueden hacer los ricos. Tú eres el servidor de los pobres, siempre sonriente y de buen humor. Ellos son tus maestros, terriblemente sensibles y exactos. Y los más feos y los más sucios serán los más injustos e insultantes, a ellos les debes dar más amor. Es solo por tu amor que el pobre te perdonara que les hayas dado el pan.” Yo estudie muchísimo esta cita cuando la vi por primera vez hace años. Es la que me hace saber que es el servicio al pobre y yo rezo antes de mis visitas para que ellos me amen y me perdonen. Esto solo se puede logra con la misericordia de Dios. Usted sentirá el cambio sin no la sentido aun. Deje que entre la misericordia de Dios.
Perdonar es poder – Yo creo haberles contado que trate de enseñar a mis hijos y nietos decir “Te perdono” y a preguntar “Me perdonaras”. Es mucho más significativo que “Perdón” y “Ok”. Hace unos años un compañero de trabajo se puso bravísimo conmigo. Él estaba muy equivocado. Estaba bravo y me amenazó. Como cuando los ladrones a los lados de Jesús, las opciones son entre lo que queremos y los que necesitamos, entre los propios de seo y la voluntad de Dios. Seguir a Cristo significa renunciar a todo, hasta el punto de perder la vida por el amor a Dios. Yo supe que tenía que poner en práctica con mi compañero de trabajo lo que yo predicaba. Pero me puse muy brava. El trato de prohibirme que me involucrara. Pronto descubrí que tenía que perdonar y pedir perdón. Camine directamente hacia él, lo miré a los ojos y dije “Lo siento mucho, ¿me perdonas?” Y luego dije “Yo te perdono”. Sé que el valoró mis palabras, pero aun así nunca más me hablo. Siempre debemos intentar. No podemos hacerlo solos. A veces no estamos de acuerdo, pero nuestra misión es ayudar a Dios en los pobres. No se trata de nosotros y no lo podemos hacer solos. Solemos juzgar a los demás y a nosotros mismo, y consumirnos en no perdonar. Debemos pedirle a Dios perdón y curación. Vayamos a Dios con corazones humildes y aceptemos Su abrumador regalo de misericordia para sanar nuestras heridas y dolores, y podremos perdonar a los demás y servir a los más necesitados como Dios nos ha pedido.
Vicentinos validados por Dios – No hay vergüenza en Dios; Él ha borrado nuestra culpa con la sangre de Cristo en la cruz. Este es el mayor regalo que hemos recibido en la vida. El próximo es Su llamado a ser discípulos de Su Hijo y escucharlo. Él nos llamo a servir a Sus pobres y nos validó para hacerlo. Estamos llamados a servir al Hijo en cada persona necesitada. Nadie más nos puede validar como Dios. Solo Él sabe qué tenemos en nuestros corazones. Solo el nos ama completamente sin importa r los que hagamos. No hay vergüenza en Él, Él ha borrado nuestra culpa con la sangre de Cristo en la cruz. Cuando nos aferramos a la fidelidad de la misericordia de Dios, nos liberamos de la necesidad auto protectora que la gente nos valide. Servimos y protegemos a los más necesitados. Defendemos al desvalido y muchos nos critican por hacerlo, pero nosotros sentimos alegría porque Dios nos ha validado. ¿Hay acaso un mejor regalo? No necesitamos pasar hambre por la aceptación de los demás. Dios es todo lo que debe importar. Mantenga su sonrisa cuando entre a casa de los pobres o cuando entre a la cárcel a visitar a los presos o a los enfermos. Haga especial la visita. Conviértase en el amigo al que realmente le importa la persona frente a usted y escúchela. Ellos importan. Usted está sirviendo a Jesús en cada persona. Él es la razón para servir y El lo merece todo, especialmente la sonrisa y la aceptación como hijos de Dios. Nosotros no somos Sus jueces, Dios valida. Rece siempre, necesitamos estar pendientes de la misericordia de Dios para vivir en libertad, trayendo Su amor a aquellos que Él pone frente a nosotros. Sepa que usted está validado por Dios a traiga lo mejor de Él a los demás.
Bendiciones,
Lynn
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