El Papa Francisco se ha dirigido a los participantes de la Conferencia que conmemora el 10º aniversario de la primera Encíclica del Papa Benedicto XVI, «Deus Caritas Est». La conferencia, «El amor nunca terminará», se celebró en el Vaticano, los días 25 y 26 de febrero. Dado que la caridad de Cristo está en el centro de todo lo que hacemos, .famvin recomienda el discurso del Santo Padre como lectura y reflexión de Cuaresma.
El primer aspecto que la encíclica nos recuerda es precisamente el rostro de Dios: quién es el Dios que podemos encontrar en Cristo, cuán fiel e insuperable es su amor: «Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos» (Jn 15,13). Cualquier forma de amor, de solidaridad, de compartir es sólo un reflejo de la caridad que es Dios. Él derrama incansablemente su caridad sobre nosotros y nosotros estamos llamados a ser testigos de este amor en el mundo. Por eso, debemos ver la caridad divina como la brújula que orienta nuestra vida, antes de encaminarnos en cualquier actividad: en ella encontramos la dirección, de ella aprendemos cómo mirar a los hermanos y al mundo. «Ubi amor, ibi oculus», decían los hombres medievales: donde está el amor, está la capacidad de ver. Sólo «si permanecemos en su amor» (cf. Jn 15,1-17), sabremos comprender y amar a quien vive a nuestro lado.
¿Nos damos cuenta de que nuestra misión vicenciana «es algo muy necesario; es una misión importantísima porque, no con palabras, sino con el amor concreto puede hacer sentir a todo hombre que el Padre le ama, que es hijo suyo, destinado a la vida eterna con Dios»?
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