El carisma —el don del Espíritu Santo— que todos compartimos es un regalo que se expresa en personas como Isabel Ana Seton, Vicente de Paúl, Luisa de Marillac, Federico Ozanam, y muchas otras. Cuando escribo #YoSoyVicente, podría escribir de igual manera #YoSoyIsabel.
…Cada vez que se regala generosidad o se expresa bondad, cuando el perdón es compartido o se dice una verdad, entonces el amor se realiza en nuestro mundo. Y eso es porque el corazón que cuida, se entrega, perdona y es verdadero, es el corazón de Dios.
Esta simple reflexión, del blog: Future of Charity [El Futuro de la Caridad], nos inspira a pensar en nuestro llamado a dejar que el carisma se haga carne de miles de formas distintas.
El más grande es el Amor
por Sor Cecilia Harriendorf
La historia es la siguiente…
Erase una vez dos hermanos —uno casado, el otro soltero—. Juntos trabajaron la granja que habían heredado de su padre. Su vida era difícil; ser agricultor nos es fácil. Pero amaban la tierra y se enorgullecían de trabajar como ya lo hicieron su padre y su abuelo antes que ellos.
Un año tuvieron una cosecha particularmente rica y abundante. Ambos estaban satisfechos con los frutos de su trabajo. El hermano casado estaba sentado en su casa, viendo a su esposa leer y escuchar a sus niños jugando, y pensó para sí: «Pobre hermano mío. Trabaja muy duro y no tiene a nadie con quien compartir su vida y su buena fortuna. De madrugada voy a tomar algunos de mis cultivos y los añadiré a los suyos. Así, cuando se comercialice el cultivo, tendrá una razón extra para ser feliz».
El hermano soltero, sentado en su casa en su silla favorita con su perro fiel a sus pies, pensó para sí: «Pobre hermano mío. Trabaja muy duro y nunca tiene un minuto para sí mismo. Tiene una esposa a la que apoyar y tres hijos a los que alimentar. De madrugada le llevaré algunos de mis cultivos y los añadiré a los suyos. De esta manera, cuando se comercialice el cultivo, tendrá una razón extra para ser feliz».
Más tarde, esa misma noche, cada hermano recogió una parte de sus cultivos y se dispuso a visitar el granero de su hermano. A medio camino entre sus dos casas, los hermanos se sorprendieron mutuamente. La historia dice que se construyó una capilla en el lugar donde ambos hermanos se encontraron, porque en ese lugar se manifestó el amor en el mundo.
Este encantador relato nos recuerda que cada vez que se ofrece con generosidad o se expresa bondad, cuando el perdón es compartido o se dice una verdad, entonces el amor se realiza en nuestro mundo. Y eso es porque el corazón que cuida, se entrega, perdona y es verdadero, es el corazón de Dios. Por otra parte, nuestra fe nos enseña que no sólo estamos llamados a compartir nuestra bondad y nuestro talento con los demás, sino que tenemos la gracia de poder hacerlo.
Por lo tanto, si estás pensando en una carrera en el Servicio Público, considerando la Relación como Asociado con las Hermanas de la Caridad, pensando en casarte o discerniendo la llamada a la vida religiosa, recuerda que en el corazón de cada una de estas llamadas hay una invitación a entrar en una relación más profunda con la fuente de toda la vida. Fue el Amor el que nos trajo a cada uno de nosotros a este mundo, y el amor lo que nos sostiene. Y cada vez que un hombre o una mujer dicen «sí» a la llamada íntima de Dios, se realiza, una vez más, el amor en nuestro mundo.
Como la carta de San Pablo a los Corintios nos recuerda: «Sólo tres cosas permanecen: la fe, la esperanza y el amor, y el mayor de ellos es el amor».
¿Va a decir que sí? ¿Has dicho que sí?
Cuéntanoslo. #YoSoyVicente. #YoSoyIsabel. Y tú también.
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