El capítulo IV de «Dilexi te» recorre la historia de la Doctrina Social de la Iglesia, desde Rerum novarum hasta hoy, mostrando que los pobres son sujetos activos de fe y pensamiento. Afirma que la Iglesia sólo es fiel a Cristo cuando comparte su destino con ellos y que la caridad, fuerza transformadora, debe sanar las causas estructurales de la pobreza.

















