El Dr. Greg Ryan compartió una sesión amena y estimulante sobre la sinodalidad en la Reunión Nacional del Reino Unido de la Sociedad de San Vicente de Paúl (SSVP). Su padre, Lawrence, sirvió durante muchos años como un miembro comprometido de la SSVP en Stockton-on-Tees. En este artículo, Greg analiza lo que la sinodalidad podría significar para la SSVP y para la Iglesia.
Llegar a ser una iglesia sinodal presenta numerosas dimensiones. Por ejemplo, como el caminar juntos de todos los bautizados, tiene un elemento ecuménico significativo, que está empezando a ser explorado mucho más a fondo. La sinodalidad plantea todo tipo de cuestiones nuevas sobre a quién se escucha en la toma de decisiones y cómo tiene lugar esa escucha. No se trata sólo de una conversación interna de la Iglesia sobre participación y comunión, sino más bien de mirar hacia fuera en misión al mundo en el sentido más amplio.
El Papa Francisco nos recuerda que en una Iglesia sinodal «todos tienen algo que aprender». Se necesitan procesos y estructuras sinodales más amplios que permitan, fomenten y apoyen la participación inclusiva y regular a todos los niveles. Y lo más importante de todo es desarrollar un estilo sinodal que sea visto como la forma ordinaria y cotidiana de vivir y trabajar de la Iglesia. Significa mucho más que simplemente invertir la pirámide de una estructura jerárquica. Se trata de ampliar el horizonte de lo que es la sinodalidad, desde los obispos que trabajan juntos de forma novedosa en acontecimientos especiales, hasta la creación de una cultura en la que todo el Pueblo de Dios camina junto, mientras se escucha y aprende unos de otros.
Comunión, participación y misión, una tríada de palabras clave tomadas del subtítulo del proceso sinodal 2021-24, pueden ser exploradas para determinar lo que la sinodalidad puede significar para la SSVP y la Iglesia.
La SSVP entiende la comunión. Camina con —no para— las personas. No como una ONG laica, sino como Iglesia, arraigada en un lugar concreto y en la oración. ¿Cómo lo hace? Brillante y sencillamente, dedicando tiempo a la amistad. En nuestra cultura de escasez de tiempo, este caminar con generosidad es un aprendizaje esencial para una iglesia sinodal.
La SSVP es capaz de expresar su preocupación internacional y de llevar a cabo campañas nacionales eficaces, al tiempo que conserva una libertad de acción y una cultura distintivas en el ámbito más local. En muchos sentidos, es un modelo de sinodalidad eficaz.
Tanto su práctica de la amistad como sus campañas nacionales sobre la pobreza en el trabajo* y la equiparación son áreas en las que la SSVP está modelando la participación. Por ejemplo, ¿podría utilizarse el modelo de visitas en parejas para escuchar las voces que en el pasado quedaron fuera de las conversaciones sinodales?
La última palabra clave, misión, es la que parece estar más relacionada con la SSVP. Sin embargo, también plantea dos retos que invitan a la reflexión. En primer lugar, ¿cómo influyen la vida y el trabajo de la SSVP en la vida y el «estilo» de la Iglesia a nivel parroquial o más ampliamente? En segundo lugar, recuerdo el reto lanzado al joven Federico Ozanam «¿Qué hace la Iglesia por los pobres?» y me pregunto si el crítico moderno de la Iglesia preguntaría «¿Qué hace la Iglesia por el planeta?». ¿Qué respondería hoy la SSVP?
¿Está la SSVP preparada para ser «maestra de la Iglesia» en estas tres áreas clave: parroquias, diócesis y a nivel nacional? Creo que la Iglesia podría aprender mucho de ustedes.
*La pobreza en el trabajo se produce cuando los ingresos de un trabajador, una vez deducidos los gastos de vivienda, son inferiores al 60% de la media nacional, y no ganan lo suficiente para cubrir el coste de la vida.
El Dr. Greg Ryan es Profesor Asistente de Teología en el Centro de Estudios Católicos de la Universidad de Durham.
Publicado originalmente en la página web de la SSVP de Gales e Inglaterra.
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