Parte de la serie sobre Lugares de nuestra herencia vicenciana
Château-l’Évêque
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Vicente de Paúl fue ordenado sacerdote el 23 de septiembre de 1600 en una capilla de Château-l’Évêque, un pueblo del sur de Francia. Hay cierta controversia en torno a esta fecha, ya que significaría que sólo tenía 19 años en ese momento, por lo que estaría por debajo de la edad canónica requerida para la ordenación sacerdotal. Al parecer, las reformas del Concilio de Trento aún no habían llegado a este rincón de Francia. El debate se centra en las razones por las que Vicente fue a Château-l’Évêque, en las colinas de la Dordoña y a cierta distancia de Toulouse, donde residía entonces, para su ordenación.
La imagen superior muestra una vista aérea del pueblo de Château-l’Évêque. La imagen inferior muestra el interior de la capilla donde Vicente fue ordenado. Una placa en la pared izquierda recuerda su ordenación. Esta capilla forma parte del crucero de la iglesia actual.
Como su nombre indica, la ciudad de Château-l’Évêque [Castillo del obispo] debe su nombre a la fortaleza y residencia de los obispos de Périgueux, a diez kilómetros al sur. Sin embargo, sólo lleva este nombre oficialmente desde 1831. Los obispos utilizaron esta fortaleza-residencia desde el siglo XIV hasta la Revolución. Su importancia se debía a su ubicación en un punto importante del sistema hídrico del valle de Beauronne. El castillo fue objeto de importantes reparaciones en los siglos XV y XVI. En el siglo XVI, las fuerzas protestantes (hugonotes) lo atacaron con frecuencia. De hecho, lograron asesinar al obispo de Périgueux en 1575. Ahora en manos privadas, sus recientes propietarios han bautizado el castillo con el nombre de Château Saint Vincent.
Junto al castillo se encuentra la iglesia parroquial de San Julián. Dado que el nombre de Julián, patrono de los viajeros enfermos, se asociaba a menudo a los hospicios para viajeros, cabe suponer que esta capilla se utilizaba originalmente para peregrinos y viajeros. Desde entonces se ha incorporado como capilla lateral a la pequeña iglesia parroquial. Mantiene su orientación original, de espaldas al actual altar mayor.
Gracias a los esfuerzos del padre Juan Bautista Etienne, la iglesia parroquial fue restaurada a partir de 1874. Una placa recuerda la ordenación de Vicente, preservando igualmente copias en latín y francés de su documento de ordenación.
Los restos de la primitiva capilla consisten principalmente en las dos pilastras del borde del santuario (las tres columnas góticas dobles son del siglo XIX) y las piedras del suelo del santuario. Encima del santuario había un ático, zona ahora demolida. Allí, entre papeles antiguos, se encontró en el siglo XIX una copia del acta de ordenación del santo.
Château-l’Évêque es un pequeño pueblo de 1.800 habitantes. Las Hijas de la Caridad dirigen aquí una residencia de ancianos (inaugurada en 1869) y reciben huéspedes para retiros, etc. Algunos miembros de la Congregación de la Misión vivieron aquí de 1877 a 1883 y regresaron más tarde como capellanes de las Hermanas. Durante la Segunda Guerra Mundial, el cuerpo de San Vicente estuvo oculto en su capilla (del 20 de mayo de 1940 al 3 de junio de 1945). Cuando los nazis hicieron algunos avances en 1942, el cuerpo fue trasladado temporalmente de allí a un covertizo por temor a ser descubierto.
En el extremo sur de la ciudad hay una carretera que conduce a Périgueux y que, se dice, fue trazada en la época de los antiguos romanos (Voie Romaine). A la izquierda, antes de que comience esta carretera, hay señales del Calvario, una moderna serie de estaciones del Vía Crucis que ascienden por la ladera de la colina.
Muchos años después, Vicente reflexionaría sobre su sacerdocio: «En cuanto a mí, si hubiera sabido lo que era, cuando tuve la temeridad de entrar en este estado, como lo supe más tarde, hubiera preferido quedarme a labrar la tierra antes que comprometerme en un estado tan tremendo. Esto mismo es lo que les he dicho mil veces a las pobres gentes del campo, cuando para animarles a vivir contentos y como buenas personas les manifestaba que los consideraba felices en su condición. Efectivamente, a medida que me voy haciendo más viejo, más me confirmo en estos sentimientos, ya que descubro cada día lo lejísimos que estoy de aquella perfección en que debería estar» (SVP ES V, carta al canónigo de Saint-Martin, pp. 540-541).
Fuente: VincentWiki
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