¡Resurrección! Qué hermoso aspecto de nuestra Iglesia, que cada año, reflexionemos sobre la resurrección de Jesús y tengamos la oportunidad de reconocer nuestras propias resurrecciones cotidianas. Y a veces, las resurrecciones parecen suceder con el tiempo. En esta era post-pandémica, parece como si algunas resurrecciones estuvieran ocurriendo muy lentamente. Mientras buscamos signos de nueva vida, mientras ponemos nuestra fe y esperanza en nuestro Dios que experimentó nuestra humanidad, creo que podemos encontrar inspiración en muchos lugares.
Encuentro esa inspiración en una reciente emisión de la Universidad de Georgetown titulada El factor Francisco: El Sínodo, el liderazgo laico y la misión social de la Iglesia. Entre los muchos pensamientos interesantes que me conmovieron, uno era de la Dra. Cynthia Bailey Manns, comentando sobre el compromiso real en el sínodo actual de la Iglesia como «sanador, desordenado, fiel y necesario».
Mientras nos preparamos para nuestra Asamblea Extraordinaria Internacional de MISEVI, anticipamos sanación, enredo y fidelidad a través de la escucha, el diálogo, el compartir y la inspiración. Pero todo esto ya ha comenzado. En los últimos dos años, los líderes de MISEVI se han reunido virtualmente varias veces y han participado en una encuesta para entender cómo estos 18 países participantes ya están trabajando para cumplir la misión social de la Iglesia. Es alentador escuchar historias de laicos que responden a las necesidades de los que viven en los márgenes, los más vulnerables, los que a menudo son rechazados por la sociedad. Responden entablando relaciones, perseverando cuando el número de miembros disminuye, siendo creativos, resucitando literalmente a un grupo antaño vibrante que estuvo a punto de morir a causa de la pandemia, reconciliando las diferencias entre los miembros, despertando la esperanza a través de la generosidad, acogiendo a nuevos miembros, jóvenes y mayores.
Es realmente un privilegio, de alguna manera, ser testigo tanto de las luchas como de los buenos frutos del desorden de la misión y el ministerio. Ser testigo de la fidelidad de las personas que han abrazado el carisma vicenciano. Ser testigos de la generosidad del espíritu humano que va más allá de sí mismo para responder a los más necesitados. Esto es MISEVI. Participamos activamente en estos países: Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, República Dominicana, Egipto, El Salvador, Irlanda, Líbano, México, Panamá, Perú, Polonia, Eslovaquia, España, Estados Unidos de América y Venezuela.
La próxima Asamblea es sin duda necesaria para el crecimiento y la dirección de MISEVI de cara al futuro. Puede que sea desordenada. Esperemos que sea sanadora. Y nos apoyaremos en la fidelidad de cada participante para guiarnos hacia el futuro.
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