Familia Vicentina de Portugal se reunió en el Santuario de Fátima para su peregrinación anual, bajo el lema “¡Donde yo esté, allí es donde Dios me quiere!”
Este año, una vez más, los miembros de las distintas Ramas de la Familia Vicentina de Portugal – Asociación Internacional de Caridad, Congregación de la Misión, Hijas de la Caridad, Sociedad de San Vicente de Paúl, Juventud Mariana Vicentina, Asociación de la Medalla Milagrosa y Colaboradores de la Misión Vicentina – fueron en peregrinación al Santuario de Fátima, el 5 de octubre (fiesta nacional por la instauración de la República), con motivo del XVII Encuentro Nacional de la Familia Vicentina de Portugal. Vicentinos del norte al sur de Portugal (islas incluidas) se reunieron para una jornada de celebración, oración, reflexión y convivencia, con el tema «¡Donde yo esté, allí es donde Dios me quiere!», inspirado en la célebre frase de San Vicente de Paul en una conferencia a las Hijas de la Caridad, en 1634: «No soy ni de aquí ni de allá, sino de donde Dios quiere que sea».
La jornada comenzó bastante temprano, con el viaje a Fátima, muchos en autobuses organizados y otros en transporte privado. En Cruz Alta, en el recinto del Santuario de Fátima, todos fueron recibidos con alegría y acogidos con amplias sonrisas por el equipo de acogida, que distribuyó los diversos materiales de apoyo al encuentro.
Posteriormente, los participantes se reunieron en la Basílica de la Santísima Trinidad para la celebración de la Eucaristía, presidida por Dom Augusto César, obispo emérito de la Diócesis de Portalegre – Castelo Branco, y cuya animación litúrgica estuvo a cargo del grupo coral de la zona pastoral vicentina de Felgueiras. Al son del canto de entrada, «Sé la roca de mi refugio», la Eucaristía comenzó con la procesión de entrada, en la que participó un miembro de cada una de las siete Ramas de la Familia Vicentina presentes en Portugal, portando un cartel alusivo a su Rama. En su homilía, Dom Augusto César invitó a la asamblea a mirar la vida de San Vicente de Paúl y reflexionar sobre la transformación que poco a poco se fue produciendo: empezando por vivir como capellán de nobles, con la intención de ganarse la vida y poder ayudar a sus familiares, en cierto momento el corazón del Santo de la Caridad se volvió hacia los más pobres y sencillos del pueblo, hacia los niños enfermos y abandonados. Después invitó a la asamblea a mirar los tiempos actuales – los grandes incendios, las inundaciones catastróficas y las guerras, que hacen que muchos de nuestros hermanos sean tratados como “basura humana”– y a luchar por la paz, por la fraternidad, poniendo la mirada en nuestros hermanos y hermanas que necesitan nuestra ayuda. También sugirió que, a imitación de San Vicente de Paúl, utilicemos la caridad para reconocer lo que Dios es para nosotros y lo que debemos ser nosotros para cada uno de nuestros hermanos, como Jesús nos encomienda la misión de velar por los más pobres y enfermos. En la oración universal, además de las oraciones diarias, oramos por los miembros de la Familia Vicentina, para que, siguiendo el ejemplo de San Vicente de Paúl, sepan reconocer a Jesucristo en los más pobres, y también por los que sufren, para que siempre tengan manos disponibles para servirles. La Eucaristía finalizó con el coro y la asamblea de la Basílica de la Santísima Trinidad cantando el himno a San Vicente de Paúl: «Gloria a ti, Vicente de Paúl, que revelaste el corazón de Dios; descubriste en el rostro de los pobres el camino que lleva al cielo”.
Por la tarde nos reunimos en el Centro Pastoral Pablo VI, también en el Santuario de Fátima, para una tarde en familia, y tuvimos una presencia muy especial: la mascota de San Vicente de Paúl, que hizo las delicias de niños y adultos. Después de la bienvenida, a cargo del coro formado por jóvenes de la Juventud Mariana Vicentina, comenzamos la tarde con una presentación en vídeo de cada una de las siete Ramas de la Familia Vicentina, explicando el origen, quién la fundó y en qué circunstancias y las áreas de actividad en la actualidad. Fue un momento para que muchos tomaran conciencia de la gran riqueza y diversidad de nuestra familia, pero, al mismo tiempo, de ver cómo el espíritu de Vicente de Paúl sigue presente hoy en cada una de las Ramas.
Luego, abrimos espacio para una mesa redonda, es decir, un tiempo de reflexión sobre el carisma vicentino hoy, basado no sólo en el testimonio de dos vicentinos (una más joven, Alice Santos, de la Juventud Mariana Vicentina, y otro mayor, Manuel Almeida Santos, de la Sociedad de San Vicente de Paúl, y responsable de la Obra Vicentina de Apoyo a los Presos), pero también de alguien que, aunque conoce bien a nuestra familia, no está vinculado formalmente a ninguna de las Ramas (Paulo Paiva, de Lisboa). La mesa redonda estuvo moderada por el Padre Pedro Guimarães, Visitador de la Provincia Portuguesa de la Congregación de la Misión, quien, tras la primera intervención de cada uno de los participantes, destacó una expresión de cada uno de ellos sobre la obra de la Familia Vicentina: la revolución de la ternura, agentes de misericordia y portadores de esperanza. Posteriormente se les preguntó sobre los principales desafíos que enfrenta la Familia Vicentina de Portugal. Alice Santos consideró que nuestra familia debería convertirse en un activista de caridad; es decir, a través de acciones constructivas debe unirse como una red y hacer realidad el sueño del activismo caritativo. Manuel Almeida Santos propuso que la Familia Vicentina sea punta de lanza en la sensibilización – entre la comunidad cristiana, el poder político, los medios de comunicación y la opinión pública – hacia el perdón y la misericordia, enfatizando la doctrina social de la Iglesia y llevando los principios cristianos a algunas periferias (por ejemplo, las prisiones). Paulo Paiva, por su parte, presentó desafíos en cuatro áreas diferentes: sinodalidad, pobreza, ecología y cultura. En el ámbito de la sinodalidad, destacó la importancia de escuchar a las personas y actuar; sobre la pobreza, destacó la necesidad de continuar la lucha contra la pobreza y el apoyo a los hermanos más frágiles; en materia de ecología, ha explicado que queda mucho trabajo por hacer, no sólo a nivel individual (reducir el consumo), sino también en materia de concienciación sobre la grave crisis medioambiental, prestando especial atención a las personas más afectadas por el cambio climático, la polución y la explotación industrial; finalmente, en cuanto a la cultura, presentó el desafío de tender puentes, de crear un nuevo lenguaje y de no olvidar que los pobres, los favoritos de Cristo, también necesitan arte y belleza, como advirtió recientemente el Papa Francisco.
A la mesa redonda le siguió un momento artístico protagonizado por jóvenes del Colegio Casas de San Vicente de Paúl, de las Hijas de la Caridad, de Lisboa. La presentación consistió en una dramatización y una danza en el que los jóvenes concienciaron sobre la cultura actual del individualismo, del “yo”, destacando la importancia de mirar a nuestros hermanos, de caminar juntos, en Cristo, siendo constructores de una sociedad del “nosotros”. Aún resuena el coro que nos cantaron y bailaron: «We are many, we are one, shining brightly like the sun; coming together, ony body in Christ; we are many, we are one».
Después de la presentación, repasamos el año 2023 de la Familia Vicentina de Portugal, destacando dos eventos importantes: la Jornada Mundial de la Juventud Lisboa 2023 y el Encuentro Internacional de Jóvenes Vicentinos 2023. En el ámbito de la Jornada Mundial de la Juventud, Mafalda Guia, de Juventud Mariana Vicentina y Rui Magalhães, de los Colaboradores de la Misión Vicentina, dieron testimonio de su presencia en el stand de la Familia Vicentina en la Feria de las Vocaciones, en los Jardines de Belém, donde presentaron el carisma vicentino a los jóvenes peregrinos. Destacaron, sobre todo, la gran sorpresa por la gran asistencia de jóvenes, portugueses y extranjeros, a la feria. Ana Filipa Araújo, de la Juventud Mariana Vicentina, compartió la experiencia de participar en la organización del Encuentro Internacional de Jóvenes Vicentinos 2023, que reunió a alrededor de 1.300 jóvenes vicentinos de 54 países diferentes en Felgueiras, en los días previos a la Jornada en Lisboa . Destacó la enorme alegría de pasar estos días con jóvenes de distintos rincones del mundo que comparten un mismo carisma, dejándole la certeza de que el espíritu de San Vicente de Paúl sigue muy vivo en el corazón de los jóvenes y, por tanto, considera que hay mucha esperanza para nuestra Familia Vicentina. Este espacio finalizó con un agradecimiento a los voluntarios y participantes del Encuentro Internacional, quienes, en el escenario, cantaron el himno del encuentro, titulado «En cada rincón de mi sí».
Al final terminamos la tarde dando gracias a Dios por todo lo vivido y compartido, y oramos, reconociendo algunas afueras donde Dios nos llama a servir como vicentinos, reafirmando el compromiso de que «¡Donde yo esté, allí es donde Dios me quiere!».
Lisboa, 10 de octubre de 2023.
Equipo Nacional de la Familia Vicentina de Portugal
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