Federico siempre anduvo bastante regular de salud. Ya, a los 7 años, estuvo muy enfermo de tifus. Sumido en un profundo sopor, estuvo así durante dos semanas. A los quince días (así lo recoge la biografía de Mrg. Baunard), despertó y ¡pidió cerveza!
Ozanam relata cómo sus padres atribuyeron su curación a un milagro de san Francisco de Regis [sacerdote jesuita, no confundir con el paúl san Francisco Régis Clet] a quien rezaban incesantemente, y que se venera en la Iglesia de san Policarpio en Lyon.
No sabemos si Federico siguió tomando cerveza (le confiesa a su primo Auguste Materne, en una carta del 5 de junio de 1830 que la cerveza «no me gustaba entonces», cuando niño); lo que sí sabemos, por sus cartas, es que, al final de las conferencias en casa de Bailly, sí que se tomaba vino.
Autor: Juan Manuel Gómez,
presidente de la SSVP.
Extraído de la carta de Federico Ozanam a Auguste Materne, del 5 de junio de 1830:
A los siete años caí seriamente enfermo. Todo el mundo llegó a pensar que me curé de la enfermedad por milagro. No me faltaron los cuidados. Mis buenos padres no dejaron en ningún momento la cabecera de mi cama durante quince días. Debía de estar delirando cuando se me ocurrió pedir cerveza (no me gustaba entonces). Y la cerveza me salvó, y me curé.
Fuente: Correspondencia de Federico Ozanam, tomo I. Madrid: Editorial La Milagrosa & Somos Vicencianos, 2015.
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