Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador, porque me ha elegido para una misión liberadora. A partir de ahora llevaré el Evangelio a todas las generaciones, vigor a los débiles, alegría a los tristes, esperanza a los desesperados, pan a los hambrientos, elevación a los humildes. Seré testigo de Cristo en todos mis comportamientos, manifestaré el poder de su brazo con mi esfuerzo abnegado. Extirparé las soledades de los desvalidos, eliminaré toda inseguridad de los enfermos y serviré con amor a los excluidos, anunciando así que la misericordia de Dios ha llegado a todos los seres humanos, como prometió a nuestros padres por siempre. Amén. Autor: Padre Bolívar Sanchez, CM
Magnificat del vicentino
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