Jesús ha vencido al mundo.  Es por eso que los que creen y confían en él no pueden menos que ganar frente a las pruebas, adversidades, dudas.

A la Iglesia naciente, al parecer, no le costaría ganar para Cristo a los demás.  Pues los demás se hacían lenguas de los cristianos y crecía el número de éstos.  Pero el navegar de la Iglesia no ha sido siempre plácido; todo no le ha sido coser y cantar.  Ni aun en sus comienzos ni ahora en nuestros días.

No cabe duda de que los primeros cristianos se gozaron de la solidaridad, la comunión, la paz.  Pero pronto se mintieron Ananías y Safira.  Luego hubo el juicio ante el Sanedrín.  Después, se quejaron los cristianos de lengua griega contra los de lengua hebrea.  Y, tras morir apedreado Esteban, se desató una persecución atroz.  Más tarde, se vieron en graves conflictos los del partido de la circuncisión y los que estaban en contra.  De éstos eran Pablo y Bernabé, pero los dos al fin se separaron el uno del otro debido a Marcos.

Y la historia de los primeros cristianos es nuestra también.  Vale la pena, por lo tanto, leer los Hechos de los Apóstoles y ver los paralelos con lo actual.  Pues leer desde nuestra situación lo que se nos cuenta nos abrirá los ojos a la verdad de que está Jesús con nosotros.  Él, Dios-con-nosotros en los tiempos buenos y malos, es prueba de que Dios está de nuestra parte.  ¿Quién, pues, podrá estar contra nosotros?

Ganar con Jesús

Vela, sí, Jesús que los que creen y confían en él logren ganar y no se hundan.  Ellos viven de él y de sus palabras.  Por lo tanto, el mal no les dañará y no les faltará nada, si bien les parece que lo que les queda no más es el perecer (RCCM II:2).

Y al igual que los primeros cristianos, los verdaderos discípulos de hoy salen de las pruebas, adversidades y dudas, mejores y más fuertes que antes.  Escuchan más a Jesús y los unos a los otros, son más comprensivos, inclusivos, universales, católicos.  Saben, claro, que ganar con Jesús quiere decir perder.

Señor Jesús, creemos y confiamos en ti, no en nosotros mismos, ni en la filosofía ni en la teología ni en los discursos; solo tú nos puedes hacer ganar.  Sácianos con tu palabra, con tu cuerpo y sangre, para que contigo subamos fortalecidos al monte santo.  Para que también estemos dispuestos aun a entregar el cuerpo y derramar la sangre por los demás, a ir al infierno por las causas del cielo, a ser proscritos lejos de ti por el bien de los demás.

13 Agosto 2023
19º Domingo de T.O. (A)
1 Re 19, 9a. 11-13a; Rom 9, 1-5; Mt 14, 22-33