Antes de entrar en el tema, me gustaría definir dos términos fundamentales para entender la acción de Federico Ozanam.
En primer lugar, el término sermón: «se utiliza con la intención de reprender una persona a otra, de forma larga y repetida, por no cumplir con la actividad o compromiso asumido; el sermón tiene la misión de educar a los demás para hacerles comprender algo que no hicieron, que no hicieron bien, así como lo que se debe hacer o evitar». El otro término es conferencia: «es un discurso (o una presentación) en público sobre algún tema concreto. Si el orador es una personalidad famosa o conocida, se trata de una conferencia magistral. Esto implica que la persona tiene amplios conocimientos y experiencia sobre los temas a tratar».
Teniendo en cuenta estos dos conceptos, vayamos a lo que Ozanam dejó como regalo a la humanidad que son las Conferencias de Cuaresma, esos sermones pronunciados cada año desde 1835, los cinco domingos de Cuaresma, en París. Para el anuncio del acontecimiento que iba a tener lugar, Ozanam pidió a Lacordaire que utilizara el término conferencia en lugar de sermón, una forma de atraer a los jóvenes y a los universitarios que pudieran tener aversión al término sermón. Inmediatamente se atrajo a multitudes. Las conferencias evolucionaron a lo largo de los años y siguen celebrándose hoy en día.
La iniciativa de Ozanam, tras mucha insistencia y la presentación de una petición con 200 firmas de estudiantes, obtuvo la autorización del arzobispo de París, monseñor Quélen, para celebrarlas y llevar a una multitud de jóvenes a reflexionar sobre la Cuaresma y, por consiguiente, sobre el inconmensurable amor de Dios por nosotros en el acontecimiento de la Pascua: la Resurrección. Lacordaire fue uno de los predicadores, invitándose a muchos otros predicadores de renombre en años siguientes.
Ozanam estaba ya muy unido a Lacordaire, conocía la rica fuente de sabiduría que había en él, a menudo se nutría en la fe de sus predicaciones y consejos, y deseaba ardientemente compartirlo con los demás jóvenes, porque percibía que, a pesar de las efervescencias filosóficas de la época, existía en cada uno de ellos una gran hambre de Dios.
Como ya hemos dicho, los efectos fueron grandes y miles de jóvenes comenzaron a asistir a las conferencias. Y como lo que es de Dios nunca se acaba, las conferencias de Cuaresma continúan hasta hoy. Una vez más, Ozanam se muestra como un hombre inteligente iluminado por Dios.
En este contexto, las Conferencias de Caridad, conocidas poco después como Conferencias de San Vicente de Paúl, fueron creciendo y ciertamente muchos de estos jóvenes tocados por las palabras del predicador se hicieron más Iglesia. Como resultado, las Conferencias ganaron más miembros y los pobres tuvieron más oportunidades de salir del hambre y la pobreza.
Esto es lo que ocurre cuando vivimos la Cuaresma como un retiro que nos ayuda a convertirnos y adherirnos al proyecto de Jesucristo. Somos enviados a vivir la Pascua todos los días, llegamos a la conclusión de este primer momento: Pascua es vida nueva, vida nueva para los jóvenes, vida nueva para los pobres, y acción de estos jóvenes movidos por la caridad (amor que genera vida).
La Iglesia de Brasil nos convoca para realizar cada año nuestras conferencias de Cuaresma con un tema específico. Como viene ocurriendo en París, este año el tema en Brasil es: «Fraternidad y hambre» y el lema «Dadles vosotros de comer» (Mt 14,16). El mundo pasa hambre, Brasil vive de nuevo una crisis de hambre. ¿Qué pensaría Ozanam de este asunto si viviera hoy? ¿Cuál sería su actitud? ¿Cómo daría a conocer este problema? ¿Cuáles serían sus iniciativas para cambiar este panorama?
Nos corresponde a cada uno de nosotros responder a estas preguntas, porque hoy nosotros somos Ozanam. En conclusión, se nos plantean más preguntas: ¿Cómo dejarnos tocar por la mística de este tiempo de retiro que es la Cuaresma? ¿Cómo descubrir la belleza del misterio que encierran la Pascua del Señor y la Pascua de los pobres?
Que vivamos yna Santa Cuaresma, una Pascua de vida nueva para nosotros y para los pobres.
P. Edson Friedrichsen, CM
Fuente: https://ssvpbrasil.org.br/
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