En este vídeo, el P. David Friel, director de vocaciones de la Archidiócesis de Filadelfia (Pennsylvania, Estados Unidos), habla de la aparición de Nuestra Señora de Laus / Nuestra Señora del Buen Encuentro y reflexiona sobre cómo podemos seguir el ejemplo de la Virgen durante la Cuaresma.
El video está en inglés; se ofrece la traducción al español después del mismo.
Traducción:
Saludos, soy el P. David Friel. Esta hermosa aparición de Nuestra Señora del Buen Encuentro recibe varios nombres: a veces se la llama Nuestra Señora de Laus, en referencia al pueblo del sur de Francia donde tuvo lugar, en las estribaciones de los Alpes.
A mediados del siglo XVII, una joven llamada Benoîte había perdido a su padre a los 7 años y, a los 12, trabajaba como pastora cuidando un rebaño en el campo. Y mientras cuidaba de las ovejas, recibió un mensaje, en realidad un encuentro con un santo, san Mauricio, que se le apareció y le dijo que cogiera su rebaño y se fuera a otro valle. Así que ella fue a ese otro valle, donde él le había prometido que allí se encontraría con la Virgen. Y efectivamente, después de algún tiempo, se le apareció la Virgen. La Virgen estaba de pie sobre una roca. Benoîte preguntó cómo se llamaba aquella señora, y ella respondió que se llamaba María, confirmando que se trataba, en efecto, de la Virgen.
Y Nuestra Señora continuó apareciéndose a Benoîte casi todos los días durante unos 4 meses. Y en cierto momento, Ella dio a conocer su voluntad de que se construyera una iglesia construida en el mismo lugar donde ya había una capilla. Benoîte encontró esta capilla yendo a la zona donde Nuestra Señora le había indicado, y María le había dicho que allí encontraría el olor de un maravilloso perfume. Así se encontró con esa capilla que lleva el nombre de Nuestra Señora del Buen Encuentro, y eso es lo que ha surgido: ha atraído a muchas personas a una buena conversión.
Creo que reflexionar sobre esta aparición durante la Cuaresma es una gran oportunidad para sentirnos interpelados hacia la conversión. No importa dónde estemos en nuestra fe, no importa cuán necesaria sea la conversión, todos necesitamos volvernos más hacia el Señor. La conversión significa volverse hacia el Señor. Y en la medida en que eso sea necesario en nuestras vidas, ya sea a lo grande o a lo pequeño, la Cuaresma es una oportunidad maravillosa para llevar a cabo esa conversión. Continuar volviéndonos cada vez más hacia el Señor, lejos de las cosas que nos distraen de Él, y cada vez más hacia Él.
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