En este vídeo, la Dra. Julie Burkey, profesora adjunta de Teología Pastoral en la Universidad Seton Hall de South Orange, Nueva Jersey, habla de la aparición de Nuestra Señora del Corazón de Oro y reflexiona sobre cómo podemos adoptar el ejemplo de la Virgen durante la Cuaresma.
El video está en inglés; se ofrece la traducción al español después del mismo.
Traducción:
Nuestra historia comienza el 29 de noviembre de 1932, cuando cinco niños se dirigen a la escuela en el pueblo de Beauraing (Bélgica).
Tuvieron una visión de la Santísima Virgen María caminando sobre ellos en lo que parecía ser una nube. Estas apariciones de la Santísima Virgen continuarían durante las siguientes cinco semanas; los niños relataron hasta 32 visitas más de la Santísima Virgen, la última el 3 de enero de 1933.
Durante su aparición del 29 de diciembre, la Virgen abrió los brazos para mostrar un corazón de oro. Por eso tenemos otro título entre muchos para María: Nuestra Señora del Corazón de Oro.
Los mensajes que María dirigió a los niños durante estas numerosas apariciones fueron breves y sencillos, pero todos destacaban las mismas profundas indicaciones espirituales que María había dado en apariciones anteriores. Las palabras que dirigió a los niños se hacen eco de los temas familiares de vivir una vida virtuosa y la necesidad de la oración. Dijo a los niños que fueran siempre buenos y les exhortó a rezar en todo momento. Luego, dirigiéndose a ellos, les dijo: «¿Amáis a mi hijo? ¿Me amáis a mí? Entonces sacrificaos por mí».
Jesús y María pueden estar haciéndonos esa misma pregunta: ¿Me amas? Es una buena pregunta para reflexionar durante este tiempo de Cuaresma.
La Cuaresma es un regalo. Nuestra Iglesia, en su infinita sabiduría, nos ha dado este tiempo como un espacio donde aprender a sacrificarnos.
Las disciplinas de la oración, el ayuno y la limosna nos preparan para vivir una vida cristiana y la misión de llevar a otros a Cristo en su Iglesia, en esta Cuaresma.
Medita sobre las preguntas de María:
– ¿me amas?
– ¿amas a mi hijo?Sabemos que el amor nos llama a la práctica de la obediencia. Aprovechemos bien este tiempo de Cuaresma.
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