¿Se ha preguntado alguna vez hasta qué punto son eficaces nuestros esfuerzos de abogacía? No cuestiono nuestro compromiso, sino los resultados que estamos obteniendo. Parecemos ansiosos por alimentar a nuestros prójimos necesitados, pero somos menos diligentes a la hora de dar los pasos necesarios para eliminar las barreras que a menudo mantienen a las familias en la pobreza generación tras generación.

Un compañero vicenciano me llamó la atención sobre una entrevista realizada al Dr. Martin Luther King, Jr. el 8 de mayo de 1967, por Sander Vanocur de la NBC. Verla es aleccionador y educativo. Incluso si no supieras quién fue el Dr. King y no supieras que falleció un año después de la grabación, en 1968, se te disculparía si creyeses que se había hecho en el momento actuali. Cambie la guerra de Vietnam por la de Ucrania (o por cualquier otro disturbio en cualquier otra parte del mundo), y verá que no ha cambiado mucho.

Por lo general, cuando recordamos al Dr. Martin Luther King, Jr. nos viene a la mente inmediatamente su discurso «Tengo un sueño».  Sus llamamientos a la no violencia resuenan cada vez que, por frustración, la gente sale a la calle. Los mensajes siempre parecen volver a insistir en que sólo hay lugar para los llamamientos no violentos cuando buscamos reparar algunas de las injusticias que asolan a las comunidades de color. Ha habido cambios significativos para un puñado de personas, pero para la mayoría de los problemas a los que se refiere, su entrevista sigue siendo tristemente relevante hoy para la mayoría de la población.

En la entrevista, el Dr. King dice que su sueño se ha convertido en una pesadilla. Continúa diciendo que «no soy de los que pierden la esperanza. Mantengo la esperanza. Mantengo la fe en el futuro». Y, sin embargo, aquí estamos. El futuro del que hablaba hace 55 años es el ahora; sin embargo, la pobreza y las injusticias que la acompañan siguen arraigadas en nuestras comunidades. Los barrios marginales que vio siguen estando por doquier, y los afroamericanos siguen luchando por salir de la pobreza sin mucho éxito palpable. La única diferencia es que la desesperación está generando un nuevo problema en forma de violencia. No es la violencia de la que hablaba el Dr. King, sino que viene de dentro.

Escuchar la entrevista del Dr. King en la que aborda los retos de la «nueva fase» de la lucha por los derechos civiles es muy instructivo para los problemas a los que nos enfrentamos hoy en día. Por ejemplo, no tener un villano visible dificulta motivar a la gente a la acción. La sensación de que no existen políticas legales de segregación garantiza que la gente no se creerá los cambios necesarios para librar a la sociedad del racismo institucional. Al igual que hizo el Dr. King hace casi seis décadas, seguimos con nuestra «búsqueda del alma» y agonizando sobre los mismos temas. ¿Somos capaces de atemperar nuestros esfuerzos con un poco de realismo sólido y, sin embargo, mantener viva nuestra esperanza, al tiempo que adoptamos su sueño de que un día nuestros hijos serán juzgados por el tenor de su conducta?

Pam Matambanadzo
Sociedad de San Vicente de Paúl
Miembro del Consejo Nacional y Presidenta del Comité Nacional de Multiculturalidad y Diversidad (MCD)
Miembro del Comité Nacional de la Voz de los Pobres