Abril es el mes de la valoración de los voluntarios, y Vie Thorgren y Restoring Connections celebran su 25º aniversario. Animados por el espíritu de Vicente de Paúl, buscan «caminar con, reflexionar con, y ser inclusivos de las perspectivas de las personas marginadas, especialmente las que están en la pobreza. Nos comprometemos a asegurar el cuidado del alma y las oportunidades de retiro para aquellos que normalmente no tienen acceso a estas oportunidades» (de su página web sobre programas de formación para directores espirituales).

De su reciente boletín electrónico:

A día de hoy hemos superado las 75.000 horas de servicio relacional de los voluntarios. Hoy damos gracias por Bob Guerra, un interno de nuestro programa de Formación para el Cuidado del Alma, y Roland Guerrero, un graduado de ese programa, por su servicio voluntario junto a adolescentes migrantes no acompañados en la frontera.

También nos inspiran todos nuestros voluntarios de Cuidado del Alma/Dirección Espiritual que atienden a personas en prisión y en reinserción, a víctimas del tráfico de personas, a jóvenes en situación de riesgo, a familias desamparadas y a víctimas de abusos.

Agradecemos a los donantes que apoyan estos esfuerzos para acompañar física, emocional y espiritualmente a los más necesitados.

Fuente: boletín electrónico de Restoring Connections

En un artículo que destaca el trabajo del diácono Bob Guerra y Roland Guerrero, la Associated Press informa:

Desde octubre, la Patrulla Fronteriza se ha topado con una media de más de 11.000 menores no acompañados al mes, según datos de la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos… Cuando los menores no acompañados son detenidos o se entregan a las autoridades estadounidenses después de cruzar la frontera sin autorización, son acogidos en instalaciones gestionadas por el Departamento de Salud y Servicios Humanos hasta que el gobierno evalúa a un familiar o patrocinador para garantizar que pueden ser liberados con seguridad.

Durante las tres últimas administraciones estadounidenses, especialmente mientras el número de menores que cruzan la frontera aumenta considerablemente y se organizan apresuradamente refugios de acogida de emergencia como el de Fort Bliss, han surgido controversias sobre las condiciones y la duración de la estancia de los jóvenes en estas instalaciones, donde el acceso de los medios de comunicación está estrictamente restringido.