Vivir colaborando: el punto de vista de Laudato Si’ (primera parte)

por | Ene 13, 2021 | Carisma y Laudato Si, Formación | 0 Comentarios

  • «Amar a otra persona es ver el rostro de Dios» (Victor Hugo, Los Miserables)
  • «El amor, lleno de pequeños gestos de cuidado mutuo, es también civil y político, y se manifiesta en todas las acciones que procuran construir un mundo mejor. El amor a la sociedad y el compromiso por el bien común son una forma excelente de la caridad, que no sólo afecta a las relaciones entre los individuos, sino a ‘las macro-relaciones, como las relaciones sociales, económicas y políticas'» (Laudato Si’, nº 231).

Mis reflexiones provienen de muchos años de trabajo en colaboración, pero mientras escribo esto es con dos grupos no vicencianos, con los que colaboramos actualmente las Hermanas de la Caridad de Nueva York, los que están en primer lugar en mi mente: ROAR (Organizaciones Religiosas a lo largo del Río) y el Movimiento Católico del Clima de Metro Nueva York. Ellos me han enseñado y me han enseñado a colaborar.

El propósito de esta reflexión (ofrecida en dos partes) no es describir los grupos o su propósito, sino más bien compartir con ustedes los elementos que para mí crean una colaboración exitosa, elementos que percibo como Vicenciano y Setoniano.

1. El amor necesita ser efectivo y afectivo. El amor es inventivo hasta el infinito. Estas descripciones del amor ofrecen tanto consuelo como desafío a la Compañía de la Caridad y a todos los que trabajan por el cambio sistémico. Sabemos que el amor efectivo abarca el cambio sistémico, que ocurre, no en forma aislada, sino a través de la colaboración, y que, para mantener esa visión ante nosotros, necesitamos estar profundamente enamorados: un amor que es amor afectivo, el amor del que habla Victor Hugo en Los Miserables.

El Papa Francisco nos llama al amor fraternal, mencionado en Laudato Si’ y el tema de su más reciente encíclica, Fratelli Tutti, publicada el 4 de octubre. Nos llama a compartir el viaje como hermanos y hermanas, unos con otros, humanos y no humanos. Nos invita en Laudato Si’ a escuchar los gritos de la Tierra y de sus pueblos, a responder con esperanza, a mirar con la mirada de Jesús (Laudato Si’ Capítulo 2: El Evangelio de la Creación; Sección VII). Son prácticas vicencianas que enraízan y «potencian» nuestros esfuerzos e iniciativas de colaboración para que den frutos de presencia, acompañamiento, testimonio y acciones de solidaridad con nuestros hermanos y hermanas.

2. Las relaciones son la clave de lo que somos y de lo que hacemos. Como congregación, siempre hemos estado estrechamente vinculados a las personas en situación de pobreza. En los últimos años, nuestra conciencia se ha ampliado para comprender mejor nuestro papel en este magnífico universo de 13.800 millones de años en evolución y nuestra llamada a mejorar mutuamente las relaciones entre la Tierra y los seres humanos. Somos parte de la red de la vida. Toda la vida está interconectada y es interdependiente. Los humanos dependen de la Tierra y de su vasta diversidad de formas de vida, humanas y no humanas. «Olvidamos que nosotros mismos somos tierra. Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura» (LS #2).

Para mí estas relaciones mantienen la colaboración real y en movimiento. Aunque la colaboración puede consumir mucho tiempo y ser un reto, todos experimentamos en la escucha de los demás, el cuidado y la preocupación que nos ofrecemos, la oración y las intenciones ofrecidas durante las reuniones, un vínculo que se profundiza en lo que yo llamo una «relación amigo/colega». Estos amigos-colegas me llaman… me estimulan para ser más de lo que soy hoy en día, al igual que el aire, el agua, la tierra, que son los verdaderos mentores en la mutualidad y la sostenibilidad de la vida.

Estoy deseando reflexionar sobre la «amistad social» como se explica en Fratelli Tutti para que mis esfuerzos de colaboración promuevan un «amor capaz de trascender las fronteras» haciendo «posible una verdadera apertura universal» (Fratelli Tutti, nº 99), un amor que «reclama una creciente apertura, mayor capacidad de acoger a otros, en una aventura nunca acabada que integra todas las periferias hacia un pleno sentido de pertenencia mutua» (nº 95).

En este año del aniversario de Laudato Si’, que nuestro espíritu de colaboración crezca, dentro de la Familia Vicenciana y más allá, en nombre de nuestro Hogar Común y de todas sus comunidades de vida, humanas y no humanas.

Carol De Angelo, SC

El Carisma Vicenciano y Laudato Si’ es nuestro esfuerzo por compartir las diferentes maneras en que los Vicencianos descubren que su carisma se conecta con Laudato Si’. Animamos a que hagan comentarios sobre estas publicaciones y damos la bienvenida a cualquiera que esté interesado en enviar un artículo a Jim Paddon en jpssvp@hotmail.ca.

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