Reflexión en torno al Adviento, desde la Oficina de la Familia Vicenciana (Primera parte)

por | Dic 1, 2020 | Espiritualidad y práctica espiritual, Formación, Oficina de la Familia Vicenciana | 1 comentario

A lo largo de este tiempo de Adviento de 2020, cada uno de los cuatro integrantes de la Oficina de la Familia Vicenciana nos ofrecerán una breve reflexión en video sobre nuestra realidad actual y el camino de esperanza que realizamos hacia un futuro donde el nacimiento del Señor ilumine también nuestra realidad actual:

Transcripción:

Hace más de 400 años, san Vicente de Paúl nos recordaba que es en la periferia, en el desierto, en la frontera, en la realidad del Pueblo Crucificado, en la realidad de los más pobres, en donde podemos encontrar la verdadera Religión.

Eso tiene mucho que ver con lo que estamos viviendo, no solo en este año, sino también a las puertas del Adviento. Como todos sabemos, Adviento no significa simplemente una espera, como podría suponerse; sino sobretodo una certeza ante la llegada de El Salvador. ¡Qué dicha! ¡Qué consuelo! Saber que Dios camina en medio de nosotros; que Dios fortalece nuestra historia; que Dios nos otorga las gracias que más necesitamos en el momento indicado. Qué importante es entender en nuestra vida, en nuestra mente y corazón que Jesús vino, viene y seguirá haciéndose presente en cada uno de nuestros compromisos y de nuestras realidades… siempre y cuando tengamos la capacidad de poder abrir nuestras vidas hacia Él.

Yo quisiera compartirles brevemente y hacerles recordar aquella oportunidad tan grande que santa Catalina Labouré tuvo ante la presencia y la visita de nuestra Madre de la Medalla Milagrosa, aquellas palabras hermosas, cuando la Virgen le decía a santa Catalina: Hija, el Buen Dios desea encomendarte una misión. Tú tendrás que sufrir mucho, pero vencerás al recordar que lo que haces es para gloria de Dios. Ten confianza y no tengas miedo. Los tiempos son malos; el mundo entero se sumergirá en todo tipo de miseria; pero ven al pie de este altar y las gracias serán derramadas en quienes las pidan. Yo estaré contigo; tengo siempre puestos mis ojos sobre ti; te daré grandes gracias. El momento llegará cuando el peligro sea tan grande que parecerá que todo está perdido… En ese momento, yo estaré contigo.  ¡Ten confianza!  ¡Ten confianza!

Son palabras que, en su momento, fueron dirigidas a santa Catalina Labouré, pero que, al inicio de este Adviento, también podemos hacerlas nuestras, recordando que el Señor nos ha encomendado y nos está encomendando una misión. Misión que él espera podamos realizar desde la perspectiva de Jesús de Nazaret. Y es precisamente aquí en donde quisiera recordar el final de la primera lectura de este último domingo del tiempo Ordinario (Cristo Rey) en la cual se nos invita a vivir la misión que el mismo Jesús hizo suya: Buscaré a la oveja perdida; tornaré a la descarriada; curaré a la herida, confortaré a la enferma; pero a la que está gorda y robusta la exterminaré. Las pastorearé con Justicia. 

Que este texto, como Familia Vicentina, nos haga retomar el camino; nos haga renovar nuestro compromiso Vicentino; nuestro compromiso Bautismal; nuestro SÍ ante el Señor, bajo la intercesión constante de nuestra Madre de la Medalla Milagrosa. Que este tiempo de Adviento podamos vivirlo con plenitud, con apertura y fidelidad.

Recordemos cada momento de nuestra vida cuán grande es la bendición de Dios; y la oportunidad que tenemos de dar todo, lo que somos y tenemos, a favor y en la construcción del Reinado de Dios.

Gracias hermanas y hermanos. Que esta breve animación sea una fortaleza en nuestro encuentro definitivo con el Señor.

Que Dios nos bendiga a todos.

P. Flavio Pereira, CM

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