La Familia Vicenciana trabaja incansablemente en todo el mundo para proporcionar y apoyar la educación de todos los niños. Reconocemos este día internacional y observamos la situación actual en todo el mundo que afecta al derecho de los niños a la educación.
El Día Mundial de la Infancia fue establecido por primera vez en 1954 como el Día Universal de la Infancia; se celebra el 20 de noviembre de cada año para promover la concienciaciación entre los niños y mejorar el bienestar de los niños en todo el mundo. Poco después, el 20 de noviembre de 1959, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración de los Derechos del Niño.
“En 1989 sucedió algo increíble. En un contexto de cambio en el orden mundial, líderes de numerosos países se reunieron y asumieron un compromiso histórico en favor de los niños de todo el mundo. Se comprometieron a proteger y hacer cumplir sus derechos, adoptando un marco jurídico internacional: la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño. Este tratado contiene una idea profunda: Los niños no son simplemente objetos que pertenecen a sus padres y en favor de los cuales se toman decisiones, ni adultos en proceso de formación. Son seres humanos e individuos con sus propios derechos. La Convención dice que la infancia es independiente de la edad adulta, que termina a los 18 años, y que es una etapa especial y protegida durante la cual se debe ayudar a los niños a crecer, aprender, jugar, desarrollarse y prosperar con dignidad. La Convención es el tratado de derechos humanos más ampliamente ratificado de la historia y ha permitido transformar las vidas de los niños. https://www.unicef.org/es/convencion-derechos-nino/la-convencion
En los últimos decenios, gracias a los Objetivos de Desarrollo del Milenio y ahora a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, gran parte del mundo ha venido haciendo progresos en la mejora del acceso a la educación para todos los niños. Lamentablemente, aun reconociendo la importancia de la educación, el impacto del COVID-19 frustra ahora los esfuerzos de los países por reducir la pobreza, cerrar las brechas en materia de igualdad y estimular el crecimiento económico.
Panorama general
Según un nuevo informe publicado el 20 de octubre de 2020 por la UNESCO, la UNICEF y el Banco Mundial, los escolares de los países de ingresos bajos y medios-bajos ya han perdido casi cuatro meses de escolaridad desde el comienzo de la pandemia, en comparación con las seis semanas de pérdida en los países de ingresos altos.
Entre junio y octubre de 2020, se realizó una encuesta en unos 150 países sobre las respuestas nacionales en materia de educación al COVID-19. Los resultados compilados mostraron (lo que no es sorprendente) que los escolares de los países de ingresos bajos y medios-bajos eran los que tenían menos probabilidades de acceder a la enseñanza a distancia, los que menos probabilidades tenían de ser supervisados en cuanto a su pérdida de aprendizaje, los que más probabilidades tenían de sufrir retrasos en la reapertura de sus escuelas y los que más probabilidades tenían de asistir a escuelas con recursos insuficientes para garantizar la seguridad de las operaciones.
Además, si bien más de dos tercios de los países han reabierto total o parcialmente sus escuelas, el 25% no ha cumplido con la fecha prevista para la reapertura o no ha fijado aún una fecha para la reapertura, la mayoría de los cuales son países de ingresos bajos y medios-bajos.
De los 79 países que respondieron a las preguntas relacionadas con la financiación, casi el 40% de los países de ingresos bajos y medios-bajos ya han experimentado o prevén reducciones en el presupuesto de educación de su país para el año fiscal actual o el próximo.
La mitad de los encuestados de los países de ingresos bajos informaron de que no disponían de fondos suficientes para medidas de seguridad, como son instalaciones para el lavado de manos, medidas de distanciamiento social y equipos de protección para estudiantes y profesores, en comparación con el 5% de los países de ingresos altos. El 66% de los países de bajos ingresos estaban introduciendo medidas para apoyar el acceso o la inclusión de las personas en riesgo de exclusión.
El 90% de los países facilitaban el acceso al aprendizaje en línea, con mayor frecuencia a través de teléfonos móviles u ofreciendo el acceso a Internet a un precio subvencionado o gratuito, pero la cobertura/disponibilidad de este acceso era extremadamente variada.
El 60% de los países proporcionó materiales para ayudar a orientar a los padres en el aprendizaje en el hogar, mientras que el 40% proporcionó asesoramiento psicosocial a los niños y a los cuidadores durante el cierre de las escuelas. Estos esfuerzos fueron más comunes entre los países de ingresos altos y en entornos en los que ya se disponía de recursos.
El momento es propicio para una reforma histórica
El derecho de los niños a la educación está en peligro. El COVID-19 ha causado la mayor interrupción masiva de la educación de la historia, afectando a una generación con grandes costos para su futuro. El Banco Mundial estima una pérdida de 10 billones de dólares en ingresos a lo largo de la vida de esta generación de niños si no se aborda la crisis mundial del aprendizaje. La UNICEF ha dado señales esperanzadoras con la aceleración de una tendencia positiva, largamente esperada: los países están desarrollando y ampliando vías alternativas para impartir educación. También informan de que más del 90 por ciento de los ministerios de educación del mundo han adoptado ya algún tipo de aprendizaje a distancia, ya sea de alta tecnología (en línea), de baja tecnología (radio) o sin tecnología (paquetes de lecciones).
Mientras celebramos el Día Mundial de la Infancia 2020, y nos recuperamos de la pandemia, hagamos un llamamiento a los líderes para que cierren las brechas en la igualdad educativa de una vez por todas, y reimaginen cómo una generación de niños y jóvenes puede aprender y adquirir habilidades.
En reconocimiento del Día Mundial de la Infancia ofrecemos este enlace (en inglés) a «One Day, I Will» [Un día lo seré], una exposición fotográfica que documenta las esperanzas y los sueños de los niños de entre 6 y 18 años atrapados en crisis de guerra, desastres naturales y la pandemia.
Natalie Boone es la representante de la ONG AIC en la ONU-Nueva York
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