Cada semana, un miembro de la Familia Vicenciana nos compartirá una porción su experiencia en estos últimos meses. Desde lo íntimo de su corazón, propondrá un mensaje de esperanza, porque (estamos convencidos) también hay lecciones positivas que aprender de esta pandemia.
Han pasado ya más de cuatro meses desde que se informó del primer caso positivo de covid-19 aquí en Rwanda. Por un lado, es normal que una nueva enfermedad, que se propaga con velocidad pandémica, asuste a toda la humanidad y a cada país afectado en particular. Pero por otro lado, con una mirada perspicaz, es muy probable reconocer algunos aspectos positivos particulares, en este período de pandemia.
Desde el Campo de Refugiados, este período nos ha ayudado a redescubrir el común denominador de todos los seres humanos: ser todos creados a imagen de Dios. Juntos entendimos que los pobres, los ricos, las autoridades político-administrativas y religiosas están todos en igualdad de condiciones en la preocupación mutua de proteger nuestro bien común, el de la buena salud para todos; somos responsables unos de otros; somos defensores de la vida de los demás y de la nuestra propia, así como de la humanidad en su conjunto.
Este período de crisis sanitaria y económica también nos hace pensar en una posible transformación del individualismo hacia el altruismo positivo. Que pueda decir que yo estoy bien cuando mi prójimo esté bien. Que deseo para el prójimo la misma buena salud que yo disfruto. Es una interdependencia positiva que esta pandemia nos inspira.
En este momento difícil también hemos visto personas que llevan sus cicatrices con dignidad; personas que han sufrido, pero que siguen sonriendo; personas que sufren escasez de todo, pero que siguen siendo amables; personas que están decepcionadas, pero que siguen mostrando su buen corazón.
Todo esto me hace entender que la gente condenada a vivir en las condiciones más duras, a menudo se convierte en la gente más hermosa.
Me gustaría aprovechar esta oportunidad para dar gracias a todos los que colaboran en nuestra vida aquí en el campamento Mahama durante este período de covid 19, especialmente a la Alianza FamVin con los sin hogar.
P. Henri Matsinga, C.M.
Rwanda
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