Si nos paramos a pensarlo, hemos de reconocer que nuestro papel como vicentinos va más allá de entregar canastas de comida y hacer visitas semanales. No podemos cerrar los ojos ante los innumerables problemas sociales que nos rodean y que afectan al mundo entero, y especialmente a los pobres, que son nuestros Maestros y Señores.
¿Qué podemos hacer ante todos estos conflictos? La respuesta: SER PORTAVOCES DE LA POBREZA. Muchas veces, las familias no saben cómo proceder en determinadas situaciones: situaciones de enfermedad, de necesidad de ayuda, trámites burocráticos o incluso conseguir un puesto de trabajo, entre otras muchas cuestiones.
Nosotros, como jóvenes vicentinos, a menudo con acceso a la educación universitaria, podemos utilizar estos conocimientos en beneficio de los más necesitados. ¿Cuántos de nosotros estamos estudiando Enfermería, Derecho u otras carreras? Sí, ¡muchos! ¿Estamos usando este conocimiento en favor de los pobres o sólo para nuestro propio beneficio?
¡Hay que tomar medidas! Nuestro papel como intermediarios entre los intereses de los pobres y las autoridades públicas es esencial.
Los pobres nos ven como una gran luz y esperanza. ¡Esperanza de una vida mejor! Pero, para que esto suceda realmente, necesitamos dedicarnos un poco más, tratando de conocer sus necesidades reales, ya que, a menudo, están indefensos y no saben lo que les corresponde por derecho.
Hemos sido bendecidos con la oportunidad de conocer a Cristo y de cuidar de los pequeños, queridos del Señor, ¡y podemos hacer mucho más! Podemos proclamar el Evangelio, renovar sus esperanzas, luchar contra la desigualdad, defender y guiar sus derechos.
Jóvenes: hoy os desafiamos a conocer aún más los derechos sociales de los pobres y a sensibilizarlos. ¿Lo hacemos?
«Porque vosotros, queridos jóvenes, no sois el futuro, sino el ahora de Dios» (Papa Francisco).
Comisión de jóvenes del Consejo Metropolitano de la Sociedad de San Vicente de Paúl en Brasilia (Brasil)
Fuente: http://www.ssvpbrasil.org.br/
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